Noticia anterior
La Universidad Santo Tomás fue parte de la cuarta versión de Protagonistas 2030 de El MercurioEl desafío de interactuar con los alumnos
La profesora y magister en Literatura Hispánica de la Universidad de Concepción enseñó a docentes y estudiantes del área de Educación de Santo Tomás estrategias para la enseñanza escolar en clases híbridas.
La pandemia transformó el aula y la forma de enseñar en las escuelas a una velocidad vertiginosa. Las y los docentes tuvieron que adaptarse al uso de nuevas formas de enseñar, a través del uso de nuevas tecnologías que permitieron a docentes y estudiantes mantenerse en contacto y aprendiendo pero fuera del aula y sin contacto presencial.
A casi dos años de la llegada de la pandemia, y luego de controlar la velocidad y cantidad de contagio en el país, las escuelas e instituciones de educación superior están reabriendo sus puertas y volviendo al aula, aunque de manera parcial. Surgió, así, la llamada clase híbrida: con algunos alumnos en el aula y otros participando a través de plataformas digitales.
Si la virtualidad fue un desafío para docentes y estudiantes, el retorno a la presencialidad y la aparición de las clases híbridas es un reto adicional para las comunidades educativas, afectadas en lo social, en lo cognitivo y en lo emocional luego de más de un año de encierro.
“Hoy tengo que hacer actividades que funcionen en lo presencial y digital”, señaló la profesora Rayen Inostroza.
La adaptación ha sido difícil y ha afectado el bienestar mental de profesores y estudiantes. Si bien Rayen ha encontrado la forma de enseñar en un formato híbrido, reconoce diversos e importantes desafíos producto del impacto a la salud mental de las comunidades.
“La cantidad de profesores con licencia por estrés o depresión está a un nivel histórico. En alumnos de enseñanza básica hay distracción y en los de media cansancio; no hay ganas de participar”, planteó la docente.
Los alumnos de cursos de transición, como el paso del jardín a la básica o de la básica a la media, o estudiantes que se han tenido que cambiar de establecimiento agregan un reto aún mayor: atreverse a hablar.
“Los alumnos de esos cursos no saben interactuar; ese es el desafío que estamos viviendo hoy en día. La mitad de la clase tiene crisis de pánico social y ansiedad de hablar frente a los demás, porque no conocen a sus compañeros ni a sus profesores”.
En este contexto, la profesora Rayen Inostroza entregó recomendaciones y estrategias para enfrentarse a cursos híbridos. Consejos como no desaparecer de la cámara, para que los alumnos que siguen la clase desde el computador no se sientan solos. Esto implica dejar la costumbre de pasearse entre los puestos.
Otro elemento destacado por la docente fue el uso de encuestas para conocer cómo se sienten los estudiantes, qué ánimo tienen, cómo han recibido la clase y qué evaluación tienen de la misma. Es importante, en un escenario de adaptación, generar instancias de diálogo con las y los alumnos.
Noticia siguiente
UST Osorno distinguió a sus académicos 2021