Docente de Tecnología Médica encabeza laboratorio de Cesfam en Villa Alemana que analiza exámenes PCR

La académica Natalia Astudillo de UST Viña del Mar es la encargada del área de biología molecular en el laboratorio que funciona al interior del recinto médico ubicado en Puente Negro.

En agosto del año pasado, Villa Alemana inauguró el primer laboratorio de biología molecular de toda la red de salud pública de Chile, construido a propósito de la pandemia de Covid-19 con la meta de analizar 100 muestras de exámenes PCR al día. Al frente de este enorme desafío estaba Natalia Astudillo, quien es docente de la carrera de Tecnología Médica en Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar. Con ya siete meses de trabajo al interior del Cesfam de Puente Negro, la académica revela cómo se ha desarrollado su labor y cómo el coronavirus ha dejado en evidencia la necesidad de una mayor especialización de los profesionales de la Salud.

“Nuestro rol es recibir las muestras de búsqueda activa, las que se toman a la gente en la calle, también recibimos a los pacientes que llegan de la urgencia del SAPU Eduardo Frei y a los que llegan a nuestro consultorio con sintomatología. Ahí los doctores les toman la muestra y nos llega a nosotros para hacer el diagnóstico y el análisis. Partimos con 84 pacientes diarios, pero hoy día ya estamos haciendo 250 muestras al día”, comenta la encargada del área de biología molecular del laboratorio.

Entregar resultados de exámenes PCR

Además del trabajo propio de su especialidad, Natalia Astudillo cuenta que a ella y a sus compañeros les ha tocado llamar telefónicamente a los usuarios para comunicarles el resultado de sus exámenes PCR: “No es algo para lo que estemos preparados, la presión es muy fuerte. Uno tiene que pensar que todos los casos son positivos y esperar que sean negativos, pero no siempre pasa así. Tenemos una pauta para hacer esos llamados, pero en la realidad es difícil que se cumpla al pie de la letra”.

En esa tarea de comunicar los resultados, la académica de UST ha vivido los momentos más difíciles desde que asumió en el laboratorio villaalemanino. “Siempre se prioriza contactar a los casos positivos y luego a los negativos, pero hay personas que han fallecido esperando sus resultados. También nos pasó que una persona falleció y ni siquiera nos alcanzó a llegar su muestra. O te vas dando cuenta que llegan varias muestras con la misma dirección porque un brote está afectando a todos los integrantes de la misma familia. Vas armando el puzle”, señala, dando cuenta de la rapidez con que ataca el Covid-19.

“Además, hay mucho desconocimiento. Se supone que a estas alturas las personas saben qué hacer si el resultado es positivo, pero la verdad es que no, muchos no saben que tienen que quedarse en la casa. O se hacen el test PCR por alguna sospecha y salen igual a la calle mientras llega el resultado. También nos pasa la situación contraria: les dices que el resultado fue negativo y no te creen porque dicen que tienen todos los síntomas, que tienen fiebre. Ahí hay que explicarles que en un par de días las cosas pueden cambiar, no es todo tan categórico”, cuenta.

“Como tecnólogos no teníamos desarrollada esta faceta de explicar los resultados de exámenes porque nosotros generalmente trabajamos con muestras, no con pacientes, nunca nos había tocado asumir algo así, entonces hay que cambiar la perspectiva”, añade.

 Especialización constante para los futuros profesionales

Respecto a las motivaciones que la llevaron a asumir este cargo en el Cesfam de Puente Negro, dice que lo tomó como un desafío a pesar que su carrera se ha desarrollado más en la docencia y la investigación. “Volver a la clínica fue un salto grande. Y a pesar de que el laboratorio ha funcionado bien, me he dado cuenta que el problema es la falta de profesionales, he tenido que capacitar a tecnólogos que no sabían de lo que es molecular, PCR, las técnicas, etcétera”, dice.

En este punto, dice que una crítica a nivel nacional es que “si bien tenemos muy buena docencia en todas las universidades, creo que después el profesional no se interesa en capacitarse. Saca el título, encuentra trabajo y se queda en eso. Mi caso fue distinto, hice un postgrado, un magíster, porque cuando estaba trabajando me di cuenta que quería más, pero es cierto que un tecnólogo médico podría dedicarse a trabajar en laboratorio sin capacitarse más”.

“El problema es que hoy nos encontramos con que las enfermedades son cada vez más especializadas, entonces se necesita más estudio. Las carreras de pregrado te dan una base, pero tienes que seguir estudiando. Los hospitales y clínicas también tienen que capacitar más a sus profesionales. Al menos acá, en Santo Tomás, yo trato de inculcarles eso a los alumnos, que sigan estudiando, que no se queden con este título. Y como saben que estoy trabajando en PCR, siempre me preguntan, les gustaría visitar el laboratorio, me preguntan cómo se hacen las cosas, porque si bien uno sabe la teoría, en la realidad se encuentra todos los días con cosas nuevas. En ese sentido ha sido muy bueno poder traerles todo ese mundo acá, a la docencia”.