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Docentes de Santo Tomás reafirman su compromiso por una vuelta a clases presenciales segurasSalud mental infantil: el regreso a clases en pandemia
Durante una crisis como la pandemia del COVID-19, fortalecer la comunicación, la transparencia y la confianza son claves como medidas de contención en el retorno a clases presenciales.
Después de meses de aprendizaje virtual, alteración en la cotidianidad y el bienestar de millones de niños de todo el mundo, son innumerables las dudas y angustias que genera la reapertura de las escuelas y colegios en todo el país. Un nuevo año escolar comienza el próximo lunes 1 de marzo y es fundamental que en tiempos de incertidumbre los padres puedan ayudar a sus hijos a navegar por sus emociones y salud mental en el regreso a clases.
¿Qué debemos considerar en esta nueva normalidad para mantener el bienestar de los niños? Al respecto, Rodolfo Álvarez Jara, Director de la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás sede Concepción, explicó que es vital prepararse al menos con una semana de anticipación para retomar rutinas relacionadas con el colegio: horas de sueño, alimentación, baños, uso de televisión, juegos, etc.
“Lo ideal es que nos preparemos con tiempo para no alterar las actividades que ya el niño venía ejecutando con las clases virtuales, y a medida que se acerque el día de inicio presencial que se parezca lo más posible al de los días de colegio. Lo importante es que esta aproximación permita que todo sea más gradual posible”.
Fortaleciendo vínculos
Y aunque volver a clases puede ayudar a reducir la sensación de aislamiento que están experimentando los niños y jóvenes, hay mucha incertidumbre sobre cómo se verá el comienzo de las clases presenciales a pesar de ser voluntarias y graduales. Sin mencionar las preocupaciones sobre posibles rebrotes del virus en los centros educacionales.
Este año en particular se suman nuevos factores estresantes que pueden afectar la salud mental infantil en el regreso a clases, y es la socialización, la relación con sus compañeros, la exposición al acoso y el familiarizarse con un nuevo entorno, además de la angustia de separación que se genera en los más pequeños.
Frente a este nuevo desafío que se vivirá en unos días, surge la interrogante sobre las conductas que pueden esperarse sabiendo que el contacto físico ya no será el mismo. Para aclarar, el psicólogo Rodolfo Álvarez, explicó que “en los más pequeños y en los adolescentes es más probable encontrar conductas de acercamiento no adecuado. Ambos, por la ilusión de invulnerabilidad que poseen (que no les pasará nada), uno en forma consciente (adolescentes) e inconsciente los más pequeños. Lo importante es estar atentos a las reacciones de cada uno en particular, si se ven claras conductas distintas a las que tiene habitualmente, se debe ver a que se debe: encerrase, dejar de hacer cosas que antes hacía, etc.”
En este sentido, el Director de la Escuela de Psicología de la UST Concepción, recomendó que lo ideal es enseñarles a los hijos el cómo actuar tomando en cuenta que se deben fomentar los vínculos en la medida que se pueda, ya que el contacto físico en la actualidad no es la única vía para interactuar.
Reconozca los síntomas
Por otra parte, si en los primeros días en el regreso a clases los niños o jóvenes presentan preocupación, temor de ir, malestar, enojo, angustia, o si la ansiedad le provoca dolores de estómago, de cabeza o si a menudo se siente extremadamente triste y desesperanzado, no solo se debe pedir ayuda para retomar el bienestar y estado emocional del menor sino también dejar un lapso de tiempo para adecuarse a los cambios.
“La comunicación, la confianza y el apoyo de la familia son fundamentales para contener a los niños en algún tipo de situación que pudiese estar alterando su estado emocional. No es una tarea fácil, pero debemos trabajar la empatía por otros y el respeto por sí mismo. Si queremos que haya un regreso feliz a las clases presenciales es importante animarlos, pero generando mucha conexión, juego y apoyo emocional integrado junto a la escuela”, agregó Álvarez.
Cabe señalar que, si bien las escuelas son cruciales para la enseñanza académica, estas desempeñan un papel igualmente esencial en el apoyo al aprendizaje social y emocional de los niños. Por este motivo, resulta imprescindible que el colegio o el jardín también implemente junto a los padres el acompañamiento adecuado para brindar protección y apoyo en la salud mental y emocional de los niños.
“Los niños todavía están formando su personalidad y conectando sus cerebros para desarrollar habilidades para la vida. Subestimar los efectos de esta pandemia en su cerebro en desarrollo sería un paso en falso. Por este motivo, en la vuelta a clases hay que darles tiempo de familiarizarse con su nueva rutina y más allá de levantarse a una hora en particular, lavarse, vestirse para la escuela y desayunar, se debe fortalecer las estrategias autocuidado en su rutina diaria para regresar a clases con confianza”, contó el académico.
Recomendaciones
Con el pasar de los días es posible que los niños se sientan abrumados con distintos factores externos que se consideran agobiantes en estos tiempos, que pueden ser desde el distanciamiento social hasta el uso obligatorio de mascarillas en espacios públicos y privados.
Para ayudarlos a canalizar sus emociones, el psicólogo, Rodolfo Álvarez, invita a los padres a estar disponibles emocional y físicamente para sus hijos, ya que las experiencias traumáticas pueden afectar el aprendizaje, el comportamiento y las relaciones en el hogar y en la escuela.
“Para que los niños alcancen su potencial académico es importante que animen a sus hijos a compartir sus sentimientos y pensamientos. Reconozca y valide sus preocupaciones nunca los haga sentir menos importantes. Respete los miedos de su hijo, tanto si le parecen «racionales» como si no. Mantenga las rutinas de dormir, comer y el hogar familiar en general y, por último, no menos importante, facilite oportunidades apropiadas para su edad para que los niños tomen decisiones, dándoles una sensación de seguridad y control”.
Por el contrario, si observa cambios en el comportamiento, el estado de ánimo, los patrones de sueño, el apetito y / o las interacciones con otros que están teniendo un efecto negativo en las actividades diarias. Es importante buscar ayuda.