Personas mayores, movilidad en tiempos de pandemia
El impacto del confinamiento y el distanciamiento social ha generado múltiples consecuencias negativas en la salud de las personas, especialmente en nuestras personas mayores, cuyos efectos pueden verse reflejados en la alteración de su estado emocional, el deterioro cognitivo, la demencia, fragilidad, soledad y la inactividad física.
La disminución de actividad física está asociado a los trastornos degenerativos propios de la edad, como enfermedades cardiometabólicas y musculoesqueléticas, que impactan en la calidad de vida y funcionalidad de las personas mayores, siendo la funcionalidad un importante biomarcador de salud, considerado por los expertos como un predictor de mortalidad, por lo que cobra mayor importancia aún.
Las personas mayores son un grupo especialmente vulnerable frente al COVID-19 y presentan un pronóstico desalentador, motivo por el cual resulta imprescindible conocer los efectos negativos vinculados a la baja movilidad física.
En esta línea, es fundamental establecer estrategias que promuevan la actividad física desde el escenario del desconfinamiento progresivo, estableciendo métodos de prescripción de ejercicio físico remoto, entregando recomendaciones claras y explícitas que se ajusten a los espacios y tiempos de los adultos mayores.
A lo anterior, se deben incorporar actividades de estimulación cognitiva, así como medidas de terapia psicológica para los estados de soledad y alteraciones emocionales. En definitiva, todo un conjunto de medidas en su ayuda.