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«La música es parte del ADN del ser humano»Paula Virgilio, DAE Temuco: “Viví una experiencia que no olvidaré jamás”
Paula Virgilio, directora de Asuntos Estudiantiles de Santo Tomás Temuco, regresó a Chile, luego de participar durante dos semanas en trabajos de voluntariado en Timor Leste, una pequeña isla ubicada en el Sudeste Asiático.
Se define como una fanática de la labor social, en especial del voluntariado, donde ha participado activamente desde que asumió su cargo como directora de Asuntos Estudiantiles de Santo Tomás Temuco.
Se trata de Paula Virgilio, que gracias a ese espíritu solidario y también aventurero, fue elegida por Santo Tomás, junto al estudiante de la carrera de Geología de la UST Santiago, Felipe Stuardo, para realizar trabajos voluntarios en Timor oriental (Timor -Leste), una pequeña isla del Sudeste Asiático, ubicada en las cercanías de Indonesia.
En este país, Paula, trabajó codo a codo junto a un grupo de diez jóvenes pertenecientes a la Universidad Católica de Australia, haciendo intervenciones en colegios, en la ciudad de Baucau, donde viven cerca de 250 mil personas.
¿Cómo surge la posibilidad de ir a Timor Leste?
Santo Tomás a través del Programa de Experiencia Internacional, tiene un convenio con la Universidad Católica de Australia y en el marco de este, se realizó una invitación para que dos personas pudieran viajar a esta isla que es muy pobre, a trabajar como voluntarios por dos semanas, con la idea que esto se replique también en nuestro país.
Desde el nivel central de la DAE me seleccionaron y acepté gustosa la posibilidad de ir, porque la manera de trabajar que tienen allá, es completamente distinta a lo que nosotros entendemos como voluntariado.
¿Cuál es la diferencia existente entre el voluntariado chileno y el que realizan los australianos?
Los australianos, tienen dentro de su malla curricular académica, 400 horas de voluntariado, pero no van a construir casas o a mejorar las calles como entendemos en Chile.
En un trabajo que realizan hace 12 años en este país, eligen a estudiantes de la carrera de Ciencias del Deporte, para que trabajen en escuelas y realicen talleres deportivos, en este caso específicamente de fútbol o soccer, como lo denominan ellos.
Baucau, es una ciudad que presenta altos índices de vulnerabilidad, donde los jóvenes terminan sus estudios y posteriormente no hacen nada más, por lo que estos trabajos también tienen un objetivo de motivación para que ellos sigan adelante en su vida, considerando que en Timor Leste sólo existe una universidad.
¿Cómo era la jornada de trabajo que realizaban?
Comenzábamos a las 6 de la mañana y terminábamos cerca de las 10 de la noche. Íbamos todos los días a los colegios y se hacía el trabajo de talleres deportivos con los niños. Allá funciona mucho el tema del unidocente, donde un profesor hace clases en todos los niveles, por lo cual tienen que repartirse en todas las asignaturas y con nuestra presencia le ayudábamos con sus clases.
Entonces se hacía un trabajo específico, donde a través del deporte se les enseña a los estudiantes de Timor Leste a trabajar en equipo y apoyarse permanentemente.
Posteriormente llegábamos y los australianos tenían una especie de jornada de reflexión, en donde analizaban lo que habían hecho durante el día.
¿Cómo lo hacían para expresarse y conversar con la gente de Baucau?
Los australianos que postulan a este programa, comienzan seis meses antes a prepararse y en ese proceso, se les enseña el Tetun, que es el idioma que se habla allá, entonces cuando estábamos en los colegios, los voluntarios podían conversar con ellos y los entendían.
Cuando yo salía con Felipe, teníamos que hablar portugués a medias, que es el otro idioma que tienen allá y alguna que otra palabra en inglés, pero no fue tan difícil poder comunicarse.
¿Qué problemas o dificultades se encontraron en Timor Leste?
Más que problemas, un tema que te llama la atención es que las mujeres no pueden usar traje de baño, solo short y polera, porque no dejan mostrar el cuerpo como se ve acá en Chile. Ellos son de religión católica y son muy apegados a la doctrina, por lo que profesan mucho estos valores.
Quizás la mayor dificultad que tuvimos, fue con el tema de las comidas que para ellos son muy condimentadas y no se varía mucho entre las papas y el arroz, junto al pollo y el pescado.
¿Qué fue lo más sorprendente que te tocó ver?
La alegría que tienen los niños. Ellos nos veían llegar a los colegios, nos tomaban y nos llevaban a sus salas, eso te llama la atención y te sorprende. Lo otro es la transacción que hacen las parejas cuando se quieren casar, donde la familia del hombre, tiene que ofrecer productos a la familia de la novia para quedarse con ella.
Pero lo que más te llega es el nivel de pobreza, donde las mamás de los niños son las manipuladoras de alimentos de los colegios y le cocinan todos los días lo mismo; huevo y arroz.
Por lo mismo la experiencia que viví allá no la voy a olvidar jamás y fue realmente maravillosa.
¿Alguna anécdota que te tocó vivir?
Un día fui al baño del hostal donde estábamos hospedados, abro la puerta y cae desde el techo una culebra, por lo cual volví a mi pieza y les conté a los australianos que no me creyeron. Pero días después, seguramente esa misma culebra, se metió dentro del bolso de una de las voluntarias y comenzaron a gritar, por lo cual se dieron cuenta que no era mentira.
Lo otro es que tienen una playa de aguas turquesa increíbles y un día fuimos, pero nos prohibieron acercarnos a la orilla, porque una semana antes un cocodrilo había atacado a un pescador.
Por último, me tocó ver la final de la Copa América Centenario allá, con un internet precario en una especie de restaurante y con Felipe, saltábamos de la alegría cuando se ganó en los penales y ellos nos miraban de manera extraña, por que apostaban por Argentina.
¿Volverías a ir a Timor Leste?
Encantada volvería porque nos trataron muy bien. Los niños, los papás y toda la gente te da mucho cariño y eso es impagable. Aprendí muchas cosas, entre ellas lo que podemos llegar a entregar con trabajo y cariño.
También tuvimos un gran apoyo de los australianos que nos ayudaban en todo. Aunque si volviera, iría un poco más preparada.