El poder del juego en el aprendizaje de niños con Necesidades Educativas Especiales en pandemia
Uno de los principios del sistema educativo inclusivo es brindar apoyo de calidad a los estudiantes que presentan necesidades educativas especiales (NEE), para que tengan mayores oportunidades de participar, de aprender y avanzar en los distintos niveles de enseñanza. De esta manera puedan desarrollar al máximo sus potencialidades académicas, personales y sociales, en un ambiente de plena normalidad con la atención presencial de los docentes. Pero ¿Qué pasa cuando una situación de pandemia impide una atención educativa presencial? ¿Estaremos las familias preparadas para asumir esta responsabilidad desde el hogar?
En estos momentos nosotros, entre los quehaceres del hogar, el teletrabajo y el fantasma de la cesantía, nos vemos agobiados por las tareas, guías, clases on line, etc. Pero ¿Será este tipo de actividades las que realmente necesitan nuestros niños con NEE?, ¿Qué herramientas necesitan las familias, para vincularse emocionalmente con sus hijos y puedan enseñarles de una manera distinta, más lúdica, con menos estrés?
Frente a esta nueva realidad es donde el juego cumple un papel fundamental en el proceso de aprendizaje de los niños y especialmente en aquellos que presentan NEE. Pero ¿sabremos como jugar con nuestros hijos? ¿Seremos capaces de dejar de pensar desde la adultez, para poder empatizar con nuestros niños, ponernos en su lugar y brindarles esos espacios de juego?
Lo que debemos saber es que, el juego no es una pérdida de tiempo, por el contrario, a través de él, nuestros hijos tienen la posibilidad de aprender de una manera divertida que les permite investigar, manipular y explorar, teniendo una mayor comprensión del mundo que los rodea.
Por otra parte, desarrollan sus habilidades motrices y sociales, se vuelven más autónomos y adquieren normas y valores. Si lo comparamos con las exigencias de la educación formal, donde los estudiantes en las aulas deben desarrollar sus capacidades de forma integral adquiriendo aprendizaje en distintos ámbitos, tales como lo moral, espiritual, afectivo y físico, podemos percibir que el juego en nuestros niños, desarrolla los mismos ámbitos, de tal manera que se torna una herramienta esencial en el desarrollo de habilidades y para fortalecer los lazos afectivos en todos los miembros de la familia. Esto último, sobre todo en estos momentos de confinamiento.
Ahora bien, llevándolo al plano de los niños con necesidades educativas especiales cuyos padres a veces no se les ocurre o se les dificulta crear actividades entretenidas, les entregaré algunas pautas:
Para los niños que presentan síndrome de down, es necesario buscar que el niño nos imite y siga instrucciones. Para ello, se debe acentuar las sílabas de las palabras para que puedan discriminar los rasgos acústicos de los sonidos y así puedan ampliar el número de palabras que expresan. También es importante trabajar la psicomotricidad fina, a través de juegos de encajar, trasvasije, lanzar, enroscar tuercas a pernos de distintas dimensiones, etc.
Por otra parte, en los niños que presentan trastornos del lenguaje, debemos modelar los enunciados mal estructurados u omitidos por el niño poniendo el énfasis prosódico a los tipos de palabras que le dificultan, para ello recomiendo jugar a las rimas, crear historias.
En aquellos menores que presentan trastorno de déficit atencional con o sin hiperactividad, sugiero que se utilicen juegos grupales o de reglas que permitan trabajar la capacidad de planificación, organización y concentración. En tanto, en el caso de los menores que presentan trastorno del espectro autista, que tienen dificultades en el lenguaje y la comunicación social es muy importante la interacción a través de los diferentes juegos. Así, por ejemplo, compartir intereses, generar contacto visual, escuchar, saludar, despedirse, preguntar cómo estás, tomar turnos y trabajar la empatía. Es fundamental que durante el juego se expresen emociones y se imiten acciones reales.
Se hace necesario que los padres de niños con NEE busquen apoyo con los profesionales que atienden a sus hijos en la escuela tales como: educadoras diferenciales, psicopedagogos, fonoaudiólogo, kinesiólogos, etc., para que los puedan orientar en los tipos de actividades y juegos que pueden desarrollar en casa según las características de sus hijos.