¿Cuál es la evaluación médica ideal antes de comenzar a realizar actividad física?
Si bien existe mucha evidencia respecto de los beneficios que tiene para la salud el realizar actividad física constante y sistemáticamente, cada cierto tiempo también nos asombramos cuando se conocen casos de personas, muchas veces de deportistas profesionales, que se desploman en una cancha con la peor de las consecuencias, afectados con lo que se conoce como muerte súbita.
El fin de semana recién pasado se conoció el caso de Claudio Agurto, de 51 años, quien sufrió un paro cardiorespiratorio durante la Maratón de Santiago, ocasionándole la muerte. Un par de semanas antes, un niño de 9 años cayó en terreno donde jugaba fútbol y el kinesiólogo del equipo rival, junto a un carabinero, le realizaron reanimación cardiopulmonar antes que llegaran los servicios de urgencia, salvándole la vida.
Con lo anterior, se manifiesta la existencia de un potencial riesgo vital al realizar actividad física y para minimizarlo, existen métodos médicos claros, específicos, llegando a un consenso de cuáles son los más básicos, sin que los costos se eleven demasiado.
En Chile, en el mes donde se celebra el día de la Actividad Física, se realiza el mayor evento deportivo masivo: la Maratón de Santiago. Este cuenta con más de 33.000 participantes cada año, por lo que es necesario reflexionar sobre la evaluación que debo realizar si deseo someterme a un programa de actividad física, tanto de carácter recreativo, como competitivo.
El riesgo de desarrollar muerte súbita durante la práctica deportiva está asociada a la presencia de alguna patología cardiaca desconocida, o no observada adecuadamente, que puede ser congénita o hereditaria y que se da prioritariamente en menores de 35 años. En el caso de las personas mayores a esta edad se asocia a una patología coronaria debido a presencia de factores de riesgo cardiovasculares no controlados.
Un programa preventivo de preparticipación deportiva es recomendado por diversos comités científicos, como el Colegio Americano de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón, la Sociedad Europea de Cardiología y asociaciones deportivas como COI y FIFA. De acuerdo con los costos y beneficios, podríamos resumir en los siguientes cinco puntos respecto a la relación con el tipo de población:
- En la población general que ejecuta actividad física de intensidad baja a moderada, es ideal una evaluación mediante alguna encuesta, realizada por personal de salud capacitado y orientada a conocer antecedentes personales y familiares. Si existe alguna evidencia de síntomas o factores de riesgo cardiovasculares se refiere a evaluación por médico.
- En población general, que realiza actividad física intensa, debe someterse a la misma evaluación de un deportista competitivo.
- En población menor de 35 años, es ideal una evaluación realizada por un médico, en donde se consulta sobre antecedentes personales y familiares, además de un examen físico riguroso y solicitud de un electrocardiograma de reposo.
- Para deportistas sobre 35 años, conocidos como máster, se realiza la misma evaluación que el grupo anterior, pero se incorpora un test de esfuerzo si es que presentan síntomas cardiovasculares o presencia de factores de riesgo.
- En deportistas de alto rendimiento es necesario un examen exhaustivo general, e incorporar ocasionalmente exámenes más específicos, como un test de esfuerzo y una ecocardiografía con doppler cardíaco.
Como información complementaria, es necesario mencionar que tanto en el sistema público como privado de salud existen las evaluaciones preventivas gratuitas, de acuerdo con grupos etarios, que consiste en un control médico, donde se consulta sobre la historia personal y familiar, se desarrolla un examen físico y se solicitan algunos exámenes de sangre para evaluar, generalmente, el colesterol y triglicéridos.
Por último, y no menos importante, es necesario mencionar la relevancia de contar con profesionales de la actividad física con capacitaciones en atención de primeros auxilios y reanimación cardiopulmonar, ya que, aunque se realicen adecuadamente las evaluaciones predeportivas correspondientes, siempre existirá un riesgo de ocurrencia de evento cardiovascular sin alguna causa aparente.