Consideraciones para volumen y potencia de series de entrenamiento
Actualmente, son conocidos los beneficios que tiene la práctica regular de actividad física, los cuales están comprobados por una amplia evidencia científica. De acuerdo a esto, el ejercicio ha cambiado su perspectiva hacia un rol mucho más preponderante según el tipo de actividad, intensidad y efectos para la salud.
Es así como han surgido varias investigaciones, entre ellas, la de Vollard (2017) y Gillen et al (2016), sobre los efectos del entrenamiento interválico de alta intensidad (HIT) y el entrenamiento interválico de “sprints” o piques cortos (SIT).
Si bien es cierto que ambos tipos de entrenamiento mejoran la potencia aeróbica máxima en adultos no entrenados y por ende, el consumo máximo de oxígeno (VO2 máx), se ha cuestionado recientemente la forma de realización de ellos. En específico, si es necesario hacer un alto volumen de series y si estas deben ser realizadas a la máxima potencia individual.
Esto, en vista de que series de 30 segundos a la máxima potencia no son siempre bien toleradas por todas las personas y existe la posibilidad de que algunos participantes abandonen la actividad por sensación de náuseas, vómitos, eventos respiratorios y aturdimiento (Tucker, 2017).
En este sentido Hazell (2010) ya notaba que no existían reducciones significativas en el VO2 máx con reducciones en el tiempo 15 o incluso 10 segundos por series, lo que hace repensar los protocolos en pos de los beneficios a la salud, menor esfuerzo percibido y mayor sensación de bienestar.
Es así que, sabiendo los beneficios esperados de este tipo de entrenamiento, se deben considerar los riesgos y su forma de ejecución, no perdiendo de vista el objetivo de impactar positivamente en la salud de las personas no entrenadas. Por último, destacar que, para el éxito de esta modalidad de entrenamiento, es altamente dependiente del nivel de motivación de los participantes.