El voto voluntario, seguir manteniendo este derecho

Para dar un inicio lógico que sea sustento de este breve ensayo y de manera tal de poder comprender sus indicaciones, alcances y postura personal respecto al Voto Voluntario, como primer análisis los invito para recordar un concepto que tiene implicancia directa con el titulo antes expuesto, se trata de LEGALIDAD, la cual, es definida por la RAE como: “Ordenamiento Jurídico vigente”.

¿Qué podemos interpretar de este concepto?, Desde la perspectiva del derecho privado, quien actúa bajo la legalidad esta facultado para hacer todas aquellas actividades que la ley no le prohíba, muy distinto a lo que estipula el derecho público, ya que este último, permite realizar todas aquellas actividades que la Ley expresamente señala. Teniendo estos conceptos como referencia, podemos decir que el Voto Voluntario es un derecho, puesto que, esta directamente relacionado con los derechos inherentes a la persona, reconocidos legalmente y protegidos procesalmente, son derechos subjetivos que corresponden a todos los seres humanos dotados de status de persona, de ciudadano o persona con capacidad de obrar, esta lógica, permite enfrentar el análisis del Voto Voluntario, ya que por lo anteriormente expuesto, no cabe en la clasificación legal de un deber, más bien, constituye un derecho.

El deber es un concepto basado en una estructura de carácter obligatorio, en donde toda sociedad administrada políticamente tiene un sustento básico de lo que se constituyen como deberes, los cuales, emanan tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo, siendo estos, quienes establecen los paramentos de control, intensidad y aplicación de los mismos.

Resumiendo, en términos prácticos el Voto Voluntario es un derecho, ya que no debe estar a la voluntariedad de ningún poder del Estado, debido a que, tiene características discrecionales en lo que respecta a su ejercicio libre, es parte del sistema político y la forma de Administración del Estado, en el caso nuestro, es primordial para el ejercicio soberano de un país con características demócrata, en donde la ciudadanía, legitima el poder político que desea que impere bajo el mandato de la ley que regula a la nación.

No obstante, debemos considerar como argumento para seguir manteniendo la calidad del voto voluntario, ciertas características estas son; es un DERECHO, se constituye como un PRINCIPIO para quienes tienen el derecho de hacerlo (establecido en la calidad de ciudadano con derecho a sufragio contemplada en la Constitución Política), y es INCLUSIVO en términos de genero y de clases sociales, salvo como se mencionó con anterioridad respecto de quienes pierden el derecho del mismo.

Los fundamentos que escuchamos hoy en día en la esfera política, como en los medios de comunicación, tiene relación con el legislar nuevamente para que el voto sea de carácter obligatorio, argumentando dos aristas, la primera; que el voto es un DEBER más que un derecho y la segunda lo relacionado con la baja cantidad de votantes, lo que cuestiona la legalidad del proceso y de las autoridades electas. Pero volver al voto obligatorio, se puede interpretar como la imposición de ejercer mecanismos coercitivos para el actuar de lo que consideramos un DERECHO.

Para que esto último no genere discusiones fundamentalistas, debemos como país volver a tener indicadores que respalden a la autoridad elegida democráticamente y no se cuestione su legalidad e institucionalidad, ya que este es el fundamento retrogrado de muchos de quienes están a favor del voto obligatorio, desde mi perspectiva social, es simplemente buscar estrategias de promoción e importancia de la participación ciudadana en los procesos electorales, educando cívicamente a la población (Votantes y no votantes), creando conciencia de la importancia de este derecho cívico, importancia que debe ser enseñanza en etapa escolar y promocionar lo mismo a través de los mecanismos de comunicación de diversos públicos, redes sociales, propaganda gubernamental en servicios públicos, etc.

Si somos capaces de depurar la información electoral, generar una base de datos creíble, se podrá abordar al público objetivo que se necesita para reforzar la votación y futura elección de las autoridades, no es necesario volver al sistema antiguo de sufragio, pero esto, no obstante, tiene un resquemor social no menor y sumatorio a lo anteriormente expuesto, que es el descontento social hacia la clase política imperante en la actualidad, materia que con ÉTICA y PROBIDAD podemos resolver.

No obstante y finalizando este ensayo, si se vuelve a legislar respecto al voto obligatorio sin considerar la opinión ciudadana, estaríamos frente al uso de la fuerza, transformando el derecho a sufragio en un deber, basta con recordar que el colonialismo en América Latina fue legal, el Apartheid en Sudáfrica fue legal, la Esclavitud en Estados Unidos también lo fue, por ende la legalidad no tiene en la mayoría de los casos una relación directa con el concepto de Justicia, si no más bien, con una cuestión de Poder.