Yoselyn Cárcamo, medallista de oro y plata en los Juegos Odesur: “Los profesores me han apoyado mucho y todo se ha hecho más fácil”

Chile cerró la semana pasada su mejor actuación en los Juegos Odesur desde 1990. Y en el éxito de la delegación nacional en Cochabamba, una alumna de UST Viña del Mar tuvo algo que aportar: Yoselyn Cárcamo ganó una medalla de oro y otra de plata como parte de la selección de remo que brilló con luces propias pues superó en el medallero a su histórico rival, Argentina.

Yoselyn compitió el lunes 28 y el martes 29 de mayo en Bolivia, país donde permaneció algunos días más junto a sus compañeros de equipo, y el lunes 4 de junio se reintegró a clases. Reconoce que este año ha pasado poco tiempo en la universidad, ya que a causa de los torneos y concentraciones para los Odesur, su vida ha girado más que nunca en torno al deporte.

“Por ejemplo, me perdí la Semana IVU (Inducción a la Vida Universitaria), creo que con suerte pude venir media hora un día, después las dos primeras semanas de clases nos fuimos a concentrar a Portillo con la selección y en mayo nos fuimos a Cochabamba. Sí, he estado más afuera que adentro de Santo Tomás”, dice.

Medallas de oro y plata en los Juegos Odesur

Antes de competir, Yoselyn aseguraba que su idea era, al menos, subir al podio en sus dos competencias. Una esperanza que empezó a ser realidad desde su debut, cuando junto a Josefa Vila ganó medalla de plata en el doble par peso ligero. “Es un buen resultado, pero pienso que pudimos ir por el oro. Tal vez pudimos haber dado más, pero hay que considerar que las rivales tenían más de 30 años, habían competido antes en altura, tenían más experiencia que yo, que tengo 19 años. Doy ventaja en experiencia, pero en capacidad creo que no”, sostiene.

Al día siguiente, integrando el equipo de cuatro pares de remos cortos junto a las mellizas Melita y Antonia Abraham y Victoria Hostetter, la alumna de Tecnología Médica se tomó revancha y ganó la ansiada medalla de oro. “Esa medalla la sentía más segura que la del lunes, pero todavía tenía la espina clavada por ese segundo lugar, además que eran las mismas rivales. Por suerte me pude sacar esa espina, lideramos toda la prueba y ganamos por mucha diferencia”, señala.

La actuación del remo chileno fue uno de los logros más destacados de los primeros días de los Juegos Suramericanos, pues se alcanzaron en total ocho preseas de oro y se terminó al tope del medallero general de la disciplina. “Argentina siempre fue la potencia sudamericana, hace 10 años ellos ganaban todo y Chile no le hacía ni cosquillas. Había pruebas en las que nunca les habíamos ganado y en estos Juegos lo hicimos. Ganamos ocho competencias y en las que no ganamos, Argentina tuvo que luchar, en ninguna la tuvo fácil”, comenta.

“Fueron mis primeros Juegos Odesur. Fue lindo porque uno representa a su país y puede compartir con gente de otros deportes que también están compitiendo por Chile, entonces nos juntábamos todos y hacíamos causa común”, agrega.

De regreso a la universidad

Con apenas un par de días para conocer Bolivia, los remeros nacionales volvieron al país y, en el caso de Yoselyn, se reintegró a clases el lunes 4 de junio. “Como me dejaron tomar menos ramos, mi carga académica es menor, entonces se me ha hecho más fácil y los profesores se han portado bien conmigo y me han apoyado. Tecnología Médica me gusta, además como suben los contenidos a intranet o los envían por correo, aprovecho de estudiar a pesar de no venir a clases. Incluso estando en Bolivia me puse a estudiar un poco”, dice.

Sí asume que aún no conoce en profundidad a sus compañeros de curso: “es que después de la concentración en Portillo, llegué un día cualquiera a clases y como que no conocía a nadie y nadie me conocía a mí porque no estuve en los momentos en que había que conocerse”.

Viviendo en el CEO de Curauma

Por lo mismo, Yoselyn asegura que su grupo de amigos se compone por los seleccionados nacionales que, al igual que ella, viven en el Centro de Entrenamiento Olímpico (CEO) de Curauma, a orillas de la laguna La Luz.

“Estoy con el resto de los remeros, todos los que son del sur viven ahí, como las mellizas Abraham, no es que esté viviendo encerrada sola en un departamento. Me gusta estar acá, levantarme y tener la laguna a 10 pasos. De hecho, me vine del sur para tener esas comodidades. El año pasado con otra compañera teníamos el Mundial Juvenil y como el 2016 nos había ido bien, nos ilusionamos mucho y pedimos venirnos para acá a entrenar el primer semestre, me vine casi persiguiendo un sueño. Al final fuimos quintas en ese Mundial, que ha sido el mejor resultado de mi carrera”, explica.

Y aunque se pudiera pensar que tras una competencia como los Juegos Odesur vendría un periodo de descanso, la joven oriunda de Concepción cuenta que la rutina de entrenamientos se mantiene porque a fines de julio competirá en el Mundial Sub 23 de Polonia. “Se viene otro viaje más”, finaliza con entusiasmo.