EN LA CATEGORÍA JUNIOR

Estudiantes de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena de Santo Tomás Los Ángeles destacaron en Copa Carozzi 2018

Alegres y con un discurso que invita a superar los temores, las jóvenes agradecieron a Santo Tomás Los Ángeles, por el apoyo demostrado en esta instancia y, asimismo, por siempre potenciar las capacidades y talentos de sus alumnos.

Tras participar de la clasificatoria, semi final y final de la competencia “Copa Culinaria Carozzi 2018”, Nicole Gaytán, Alejandra Sáez y Anaiz Burgos, estudiantes de primer y segundo año de la carrera de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena de Santo Tomás Los Ángeles, obtuvieron el sexto lugar y una medalla de cobre, luego de competir con ocho equipos de todo el país.

Copa Carozzi 2018

¿Cómo fue la dinámica de la competencia?

Se compitió en duplas. Éramos Anaís y yo (Alejandra Sáez). Anaiz cumplió la función de ayudante, mientras que yo, de cocinera.

La función de la ayudante fue muy importante, porque si bien no podía intervenir las preparaciones, estaba encargada de la limpieza y de apoyar en caso de que la cocinera necesitara algo. Ella siempre tenía todo preparado y dispuesto, por ejemplo, un papel alusa, el refrigerio de algo y acortaba los tiempos. Además, estaba encargada del postre y yo del plato principal, porque era un menú de dos tiempos.

¿Cuánto tiempo consideró la competencia?

Teníamos una hora y media para cocinar y como requisitos, debíamos usar merluza para el principal y quínoa en el postre. Para las tres competencias – clasificatoria, semi final y final-, preparamos un plato distinto.

10 minutos, antes de que se acabara nuestra hora y media, los jueces nos avisaban de que se abría nuestra ventana para poder montar el plato. El principal debía salir cinco minutos antes que el postre.

¿Qué evaluaban?

El cumplimiento con todas las texturas y sabores. También que se aplicara buena técnica y que todo fuera muy higiénico. También influía el trabajo en equipo, la responsabilidad y compromiso que tuviéramos con el evento.

¿Qué platos elaboraron?

En la competencia clasificatoria, que se llevó a cabo en Talcahuano, hicimos una merluza empanizada en harina de cochayuyo con puré de piures, y una salsa de pimientos asados con limón. Tenía igual algunas verduras glaseadas, verduras con piñones y un crocante de espinacas. El postre era una deconstrucción de tartaletas, al que se le dio otros énfasis. Este tenía una base de quínoa, con una crema pastelera, un chiboust y manzanas deshidratadas.

Para la semi final que se llevó a cabo en Santiago, realizamos un plato principal con merluza confitada con una costra de avellanas. Además, un cremoso de rábano blanco con hinojo y una emulsión de zapallo amarillo. La base del postre era de quínoa, pero cambiamos la chiboust por una crema pastelera de chocolate.

Estábamos nerviosas en el momento de armar el plato, porque es muy distinto practicar acá en la cocina de Santo Tomás, donde tenemos todas las comodidades, a estar en una cocina abierta donde no están todos los utensilios y donde hay jueces evaluando y preguntándote lo que estás haciendo; además de cámaras, luces y mucho público.

Pero en la final ya estábamos más tranquilas. Ahí fuimos más empoderadas.

La preparación que presentamos en la competencia final consideró la misma proteína de todas las competencias anteriores. Entonces en el principal, elaboramos un Rolls de merluza relleno con paté de setas silvestres y camarones. Tenía de acompañamiento topinambur y como salsa, un bisque de camarones.

El postre era la deconstrucción de tartaleta, con base de quinoa y pastelera de chocolate, a la que le agregamos helado de coco con un coulis de frambuesa de base.

¿Con cuántos equipos se midieron en la final?

En la última se presentaron ocho equipos de distintas ciudades del país. . De Los Ángeles éramos sólo nosotras.

¿Quién las motivó a participar de este evento?

Claramente una pone las ganas y el esfuerzo, pero es gracias a la motivación de nuestros profesores, que nos atrevamos a participar de estos torneos. Porque siempre a una la están animando, eso es bueno porque así potencian nuestro talento. Yo veo que ésta ha sido una gran oportunidad para nosotras, que estamos iniciando una carrera como cocineras.

Había jurado internacional y con mucha experiencia, entonces, que te evalúe gente que sabe mucho del tema, para nosotras fue un éxito.

¿Qué dirían a sus compañeros de Santo Tomás para animarlos a participar de estas actividades?

De repente uno está como en una burbujita, pero hay que salir al mundo y demostrar lo que uno sabe. No debemos quedarnos en el mismo lugar, porque uno tiene que crecer y en todo aspecto.

Yo creo que la gente debiera atreverse a hacer lo que le gusta y lo que la hace feliz. Para nosotras esta fue una experiencia enriquecedora, que nos dejó el corazón llenito de experiencias y aprendizaje. No importa si sacaste el primer o último lugar, de todo se aprende.

Allá los jueces te especifican cuál fue tu error, en qué puedes mejorar y también te dan ánimo, porque te van diciendo que las cosas no se acaban ahí. Es súper gratificante saber que alguien valoró tu trabajo, que le gustó tu plato; yo creo que esa es la mayor satisfacción. No importa cuántos puntos saques, pero con que te digan que te quedó rico y que les gustó, uno queda más que pagado.

¿Por qué estudiar la carrera de gastronomía en Santo Tomás?

Si es tu pasión es la cocina, la carrera entrega una excelente base y conocimientos. Aquí los profesores tienen mucha disposición y cercanía con los alumnos y eso se valora mucho. Ellos te forman y siempre buscan la manera de potenciar tus capacidades y encaminar el talento.