Claudio Villarroel, alumno de 60 años de Santo Tomás: «Con esfuerzo y dedicación en la vida todo se puede»

Claudio Villarroel, está a punto de cumplir 60 años y con un entusiasmo envidiable, acaba de ingresar a estudiar Técnico en Podología Clínica, en Santo Tomás Punta Arenas, con el objetivo de poder ayudar a todas aquellas personas que necesiten cuidado en sus pies.

 

“Nunca ames la simpleza, pues son sólo las cosas que más cuestan, las que siempre te enriquecen como ser humano”.

Con estas decidoras palabras iniciamos la conversación con este nuevo Tomasino de tomo y lomo.

¿Claudio, como fue que te enteraste de la Institución y en particular de la carrera de podología

Bueno, retrocediendo un poco en mi historia. Yo estudié en una pequeña escuelita básica (la escuela n°1 de Punta Arenas), y luego en la escuela E 21, de la misma ciudad, pero cuando ocurre el Golpe de Estado en el año 1973, lamentablemente no pude continuar mis estudios y tuve que trabajar y preocuparme de mi familia. Mis prioridades cambiaron totalmente.
Pasaron 40 años e ingrese al “Centro de Estudios Patagonia”, para poder terminar mi enseñanza media, cuando un día ingresa una chica vestida con una polera con el logo de Santo Tomás, repartiendo unos volantes, dónde aparecían todas las carreras que imparte el instituto. Lo leí y me pareció que podología, que es una carrera ligada al área de la salud, podía ser interesante, pues a mí siempre me ha llamada la atención el poder ayudar a mis vecinos, amigos y a la gente en general. Entonces conversé con mi familia (que me apoyaron desde el primer momento) y me matriculé de inmediato.

¿Cuáles eran tus expectativas al momento que decidiste matricularte en Santo Tomás?

Al principio tuve mucho miedo, tu sabes por mi edad, porque estudiar acá es distinto a la enseñanza media. En esta institución hay que ser ante todo responsable y yo sé perfectamente que la exigencia es muy alta y que los profesores te ayudan, pero también esperan que uno cumpla con sus obligaciones y apruebe las asignaturas.

¿Cómo fue, en general el recibimiento?

El recibimiento ha sido maravilloso. Nunca pensé que me iban a acoger de tan buena manera. Pensaba que, en este ambiente universitario, este tema se tomaba con más frialdad e indiferencia, pero fue todo lo contrario, desde la jefa de Carrera (Natalia Eriz Pantoja), pasado por los profesores y también con mis compañeros.

En estos pocos días de clases que has tenido ¿cómo ves la carrera?

Me parece bastante difícil, pero no imposible. Sólo basta con estar presente en todas las clases, ser responsable y estudiar mucho. No hay nada fácil en esta vida, al menos en la mía ha sido así. Mi familia es gente de trabajo que con esfuerzo ha salido adelante.

¿Te ves trabajando como podólogo?

Sin ninguna duda. Quiero trabajar en lo que entré a estudiar. No puedo darme el lujo, a mi edad, de desperdiciar los años. Quiero ayudar a las personas que necesiten cuidados con sus pies, y si eso me genera ingresos, aún mejor. Yo soy un hombre de iglesia y creo que Dios está siempre de nuestro lado cuando empezamos algún desafío, y en esta ocasión, no será diferente. Yo soy profesor de karate III Dan, en el Instituto Nacional de Deportes (hace 50 años que practica esta disciplina deportiva), pero a los alumnos no se les cobra ni un peso, ellos pagan lo que cada uno puede, y la verdad de las cosas es que necesito, de todas maneras, generar mayores ingresos.

Yo quiero ser una persona útil para la sociedad y no una carga, siento que tengo “pilas” para rato y quiero terminar mis días trabajando en esta hermosa profesión, gracias al Instituto Santo Tomás.