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Salas de simulación, laboratorios y campos clínicos fueron explorados por nuevos TomasinosEstudiantes rancagüinos realizaron voluntariado en Yumbel
Alumnos de Santo Tomás fueron parte de los trabajos de verano de la institución que convocaron a más de 450 jóvenes de Arica a Punta Arenas.
Hasta el Rector se subió al bus y viajó a Yumbel con 18 estudiantes de Rancagua que fueron parte de una nueva versión de los Trabajos Voluntarios Santo Tomás. Este verano el destino para las sedes del norte fue Paihuano, mientras que desde Rancagua hasta el sur, los tomasinos se reunieron en Yumbel.
Ambos lugares recibieron a más de 450 estudiantes que colaboraron con familias de las localidades, principalmente adultos mayores, que requerían mejoras en sus viviendas. Tal fue el caso de don Eufrasio Inostroza, dueño de la casa en que colaboró Yasmine Daniela Lagos Pérez, estudiante de Técnico en Trabajo Social en Santo Tomás: “Trabajamos a full con lo que fuera, chuzo, pala y azadón, dimos lo mejor para hacer un sendero en lo que era un pastizal, no había dónde transitar”, recuerda quien fue escogida la mejor comunera de la cuadrilla de Tomeco.
De sus primeros trabajos voluntarios, Yasmine rescata el aporte también a su formación profesional: “La solidaridad es un sello que deja Santo Tomás, ahí es donde se ganan porotos en la educación. Como futura asistente social, creo que producir una acción, aunque sea muy pequeño el cambio en un pequeño grupo de gente, eso va en cadena”.
Por su parte, Yerko Mena Gutiérrez, estudiante de Técnico en Odontología, se repitió el plato y estos trabajos voluntarios fueron su segunda experiencia, tras participar en los de invierno el año pasado: “La primera fue muy buena, fui a ayudar y terminé ayudado yo, terminé queriendo más”. Agrega: “Conocimos historias fuertes, sobretodo de personas mayores, uno aprende mucho, ve distintas realidades y valora la de uno”, destaca Yerko de su trabajo en la comunidad Estación Yumbel.
“Nos ponemos la camiseta como ellos”
El Rector de la sede Rancagua, Manuel Olmos Muñoz, acompañó a los voluntarios en sus primeros días de trabajo: “El conocer el trabajo en primera línea nos acerca más, que ellos vean a sus autoridades cercanas y que nos ponemos la camiseta como ellos”. La delegación rancagüina también contó con la colaboración de los directores de Formación e Identidad y Asuntos Estudiantiles y una docente de las carreras del área Educación.
“Uno se saca el sombrero porque las condiciones son sacrificadas y eso realza más el esfuerzo que ellos hacen. Estar una semana completa fuera de sus horarios, durmiendo sin tantas comodidades, dan cuenta de un desprendimiento por la gente necesitada”, relata la autoridad, y agrega: “Los trabajos le permiten a Santo Tomás cumplir la promesa de la formación integral de los estudiantes. La formación técnica se da en el aula, con los contenidos y los trabajos prácticos, pero muchas veces para la formación personal y valórica hay que hacer cosas más allá del aula”.