Quizás nunca hemos leído o escuchado la palabra Otredad. Desde una perspectiva filosófica este concepto es materia de discusión respecto a su significado y también a la forma en que podemos hacer uso de ella, es más, a lo largo de la historia existen múltiples reflexiones del concepto, emergiendo distintas posturas respecto a su importancia y desafíos que esta noción tiene. No obstante, algo que puede ser común a estas reflexiones es que para la persona Otredad, es decir, el Otro, es un inquietud permanente.

Al respecto, Carla Cordua, filósofa chilena, en su texto “Sloterdijk y Heidegger. La recepción filosófica”, señala que: “La intimidad humana que le interesa analizar a Sloterdijk en relación con los espacios habitados por grupos no es…la exclusivamente mía encaminada hacia mi propia muerte. Sino que es, más bien, una que incluye contactos y coincidencias con muchos y diversos otros que, compenetrados entre sí, forman complejos núcleos de vida común. Ser un sujeto o un individuo es estar integrado en una de esas esferas de experiencia que sobrepasan en varias direcciones los límites de la persona singular”. La autora está destacando lo propuesto por Sloterdijk, para quien, es relevante en la construcción de la persona integrar a un Otro, con todo lo que esto implica, puesto que, convivimos con Otros, y en esas relaciones florecen distintos desafíos a nivel personal que pueden producir dudas, cuestionamientos, reflexiones y lo más relevante, una apertura a salir de un sí mismo para descubrir a aquel con quien me comienzo a relacionar, no desde como yo quiero que sea, sino desde como es ese Otro, bajo su singularidad y características atribuibles solo a ella/él.

Si lo anterior, es relacionado con el concepto de solidaridad, donde un Yo, visualiza la existencia de un Otro que necesita de ayuda, ejecutando una acción de ir en favor de alguien distinto a mí. Este acto, no tiene solamente el significado atribuible de una “buena acción realizada”, puesto que, es el reconocimiento de una persona, es decir, hay una Otredad en nuestro día a día y si así lo disponemos, es posible conectarse con ella, considerando la riqueza de esta vinculación, generando una construcción personal vinculada a la integración de un Otro-Otros.

Por Javier Huiliñir Curío

Docente de Formación e Identidad

Santo Tomás, sede Temuco.