Por Soledad Chamorro, Coordinadora del área de Biología – Bioquímica , Universidad Santo Tomás, sede Los Ángeles.

La escasez hídrica, sumada al cambio climático es uno de los mayores desafíos actualmente a nivel mundial y este 2023 cobra mayor relevancia en medio de países con mega sequías dentro de los cuales se encuentra Chile, mientras que en otros se enfrentan a lluvias torrenciales como Brasil y Perú generando graves problemas para el territorio y la salud poblacional.

Actualmente el 10% de la población mundial vive en áreas con escasez extrema y la mitad de la población mundial tiene un acceso limitado al agua potable. Por otro lado, informes de la organización mundial de la salud (OMS) evidencian que la contaminación biológica de las aguas representa aproximadamente el 80 % de todas las enfermedades humanas en desarrollo y esto generaría que alrededor de 2,300 millones de personas a nivel mundial corran el riesgo de contraer enfermedades transmitidas mediante la mala gestión del agua. Dentro de este marco, la ONU, ha propuesto el lema “Acelerando el cambio”, que evidencia la urgencia de poder contribuir, y cumplir con los objetivos de la agenda 2030, que se enfoca en garantizar un acceso universal y equitativo del agua potable y saneamiento.

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