Testimonio de titulados: el apoyo familiar, la relación con los profesores y la calidez humana son las virtudes de Santo Tomás Viña del Mar

Francy Ramírez, del Centro de Formación Técnica; Eric López, del Instituto Profesional; y Marcela Garrido, de la Universidad, comparten recuerdos y anécdotas tras finalizar sus estudios de Educación Superior.

Fueron los mejores promedios de su generación y además los encargados de leer los discursos que representarían a todos sus compañeros en las ceremonias de titulación del segundo semestre de 2018. Francy Ramírez, de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena (CFT); Eric López, de Técnico en Operaciones Mineras (IP) y Marcela Garrido, de Derecho (UST), entregaron su testimonio tras cerrar el ciclo académico en Santo Tomás Viña del Mar.

Los tres coinciden en destacar el ambiente que se vive al interior de la institución como el verdadero “sello tomasino” y se declaran orgullosos y satisfechos por lo aprendido en sus años de estudio. Y respecto a sus rendimientos académicos, sin falsa modestia dicen que es fruto de su esfuerzo y el de sus familias.

“Mami Francy»

Francy Ramírez, de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena, recuerda con humor que sus compañeros le decían “Mami Francy”. “Sí, es que siempre los andaba apoyando y ellos también me pedían consejos. Soy mamá, tengo dos hijas, entonces me salía el lado maternal y por eso me decían ‘Mami Francy’, pero siempre con cariño”, explica.

Sobre su paso por Santo Tomás, cuenta que no fue tan difícil a pesar de haber salido del colegio hace tiempo: “el cuarto medio lo saqué el 2011, hice dos años en uno y al final eso me ayudó porque subí el promedio y pude tener una beca. Entré a Gastronomía el 2016 y la verdad es que me esforcé bastante no por ser la mejor, sino porque quería aprender, entonces no me costó tanto”.

Consultada por su mejor recuerdo, dice que “compartir con los profesores y compañeros que, a pesar de ser menores, me integraron como una más. ¿Un mal recuerdo? Cuando me saqué algún rojo… no me gustaba, lo encontraba feo. No tenía malas notas en general, pero los rojos me dolían”.

Finalmente, Francy agradece a su familia que le dio “el empuje para hacer esto. Claro que cuando empecé a estudiar quedó el caos en la casa, hubo que organizar todos los tiempos porque ya la mamá no estaba todo el día, pero lo logré”.

Desde La Ligua a Santo Tomás

Por su parte, Eric López, egresado de Técnico en Operaciones Mineras, señala sin dudar que volvería a elegir Santo Tomás Viña del Mar como su casa de estudios. “Me voy feliz, valió la pena el sacrificio de estos dos años”, indica, añadiendo que el premio de mejor promedio lo tomó por sorpresa: “o sea, sabía que en primer año había sido el mejor de la generación, pero no sabía que el segundo año también, así que fue una buena sorpresa enterarme ahora”.

“Yo soy de La Ligua, entonces me tuve que venir a vivir acá, cerca de Santo Tomás, en Canal Beagle. No fue tan difícil, pero igual fue un sacrificio para mi familia y para mí”, sostiene.

Eric agrega que de su paso por el Instituto Profesional, “destaco a los profesores que siempre fueron muy atentos y comprensivos con los alumnos, en todo momento te apoyaban. Los laboratorios también eran súper buenos, me gustaría volver a estudiar acá. Los dos años que estuve fueron súper buenos, nunca tuve ningún problema, acá te apoyaban en todo”.

Reconocimiento a la familia

Finalmente, Marcela Garrido, titulada de la Escuela de Derecho, manifiesta que “desde el primer minuto lo que más me impactó fue esa calidez humana que hay no solamente en mi carrera, sino en toda la institución. De verdad, como lo mencioné en mi discurso, ese es el sello tomasino que nos distingue y que es bueno procurar llevarlo a todos lados”.

Algo que llamó la atención en el discurso de Marcela fue que pidió a todos los titulados ponerse de pie para aplaudir a los familiares que los acompañaban. Ella explica este gesto indicando que “yo estoy convencida de que uno nunca logra las cosas solo, menos este tipo de cosas. Son ellos los que han estado desde el inicio, entonces creo que es necesario que cada uno reciba el honor que le corresponde. A nosotros se nos honra con el diploma y los reconocimientos académicos, pero ellos también merecen recibir los honores que les pertenecen como familia”.

Y cuando se le pregunta por su mejor recuerdo de Santo Tomás, no duda: “la aprobación de mi examen de grado, por lejos. Fue el momento más glorioso que viví”.