Egresada de Técnico en Educación Parvularia:

A 4 años de mi egreso me siento súper realizada

Hace cinco años, Loreto Arriagada decidió estudiar Técnico en Educación Parvularia en Santo Tomás, sede Puente Alto. Hoy, mira atrás y confiesa que “fue la mejor opción”.

“Decidí estudiar esta carrera, de grande, ya había sido mamá… tenía 29 años y era parte de la primera generación de Técnico en Educación Parvularia de la sede Puente Alto”, recuerda Loreto.

La decisión la tomó luego de que su hermana le mostrara la carrera y le hiciera ver que tenía habilidades. “Por lucas, en algún momento dije que no, pero postulé a las becas y salí seleccionada, por lo que pude entrar a estudiar”, cuenta.

“Al principio me costó retomar el ritmo de los estudios, siendo mamá, dueña de casa, era un poco complejo, pero mi marido me apoyó y se me dieron las cosas. De hecho, me gané dos años la beca de excelencia académica, entonces no me iba mal”, explica Loreto.

Con el paso del tiempo fue forjando amistades y disfrutando su carrera. “De mi paso por Santo Tomás, recuerdo mi curso, los profes, que eran muy buenos, y los lazos que hice. De hecho, acá trabajo con una compañera de curso y amiga”.

Técnico en Educación Parvularia: Vocación y entusiasmo

Al ser consultada por su experiencia al ejercer como Técnico en Educación Parvularia, el rostro de Loreto se ilumina y con una sonrisa cuenta que “fue la mejor opción”.

“Esta carrera es muy bella y tiene una responsabilidad enorme; lo más importante para estudiarla es la vocación, de lo contrario no se puede”

“A cuatro años de mi egreso, miro atrás y me siento súper realizada, no me arrepiento de nada, al contrario, creo que fue la mejor opción. Encontré mi lugar en el mundo y el haber salido de Santo Tomás me ayudó para que se abrieran muchas puertas”, comenta.

Como parte de su formación académica, Loreto realizó prácticas curriculares en el Jardín Infantil Rukayún, perteneciente al Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente, mismo centro que la recibió para cursar su práctica laboral.

“Hice mi práctica laboral acá y al terminar me ofrecieron quedarme; descansé un mes y desde entonces estoy acá. Y aunque no lo crean, yo también estuve en este jardín, porque mi mamá trabajó por años en el Sótero, entonces hay colegas que me mudaron, es muy cómico, por eso mismo quiero mucho este jardín, es un segundo hogar”.

Con este cariño por su carrera y su lugar de trabajo, Loreto se proyecta y sueña con estudiar Educación Parvularia en la Universidad, para seguir en el área de la educación. “En cinco años más, me veo viviendo en el sur y ejerciendo la misma carrera”, enfatiza.