Recomendaciones para disfrutar un verano inclusivo
Uno de los mejores panoramas para este verano en nuestra región es ir con la familia o amigos a disfrutar de las maravillosas costas de nuestro país.
Para nadie es un secreto que la mayoría de nuestros balnearios nos entregan una serie de servicios que nos permiten pasar un agradable momento, lo mejor de todo es que el ingreso a las playas no tiene costo alguno para disfrutar del mar y los diferentes deportes que se pueden realizar, como caminatas a la orilla del mar o disfrutar realizando castillos de arena en el borde de la playa.
Aunque es tiempo de prepararse para llevar todo lo necesario y disfrutar de un rico y caluroso día de sol, es lamentablemente que no todos puedan disfrutar de este panorama. Muchas personas con dificultades o discapacidad no tienen la oportunidad de acceder a ellas debido a que no presentan la accesibilidad y condiciones necesarias para que sean consideradas como playas inclusivas.
En Chile existen cerca de 23 playas consideradas como inclusivas y 8 de ellas se encuentran muy cerca de Concepción. Ellas son Dichato, Tomé, paseo la poza, costanera de Penco, playa Lenga, playa Blanca, playa de Laraquete y playa de Arauco.
Según el Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS), las playas inclusivas deben considerar ciertos aspectos básicos para ser consideradas como tal: como una ruta de aproximación, conectada con parada de buses, una zona de estacionamientos accesibles y señalizados, y una red de paseos que ingresen a la arena a través de un recorrido liso y pavimento en buen estado. Además, el acceso debe estar a nivel de la arena o contar con una rampa, de un ancho no menor a 1,20 metros, y cuya pendiente no tenga más de ocho grados de inclinación.
Sin duda esto no es suficiente para ser consideradas realmente inclusivas, ya que son necesarios otros servicios que consideren no sólo a personas con movilidad reducida, también se deben considerar señaléticas para personas ciegas, acceso a servicios cercanos como baños accesibles, servicios de alimentación o simplemente ayudas técnicas y adaptaciones que permitan a TODOS poder disfrutar de un día de playa.
¿Cuáles serían los elementos que faltan en nuestras playas para que sean realmente inclusivas? Baños públicos adaptados, estos lugares son esenciales al momento de pensar en espacios accesibles e inclusivos. Ellos deben tener ciertas características de diseño permitiendo el uso de cualquier persona y no necesariamente con discapacidad.
Buses de acercamiento que tengan en su diseño la posibilidad de que cualquier persona pueda acceder a ella, por ejemplo una silla de ruedas. Señaléticas con el uso del sistema de comunicación Braille para personas ciegas, ellas deberían estar en los principales accesos que permitan orientar a las personas que no pueden ver o presentan baja visión, entre ellas información de seguridad y acceso a servicios.
Servicios de alimentación como restaurantes o cocineras que cuenten con accesibilidad universal en sus ingresos e instalaciones, por ejemplo mesas con escotadura o rampas de acceso.
Otro elemento importante a destacar es que las personas puedan, no sólo llegar a la arena por medio de rampas planas sobre la arena, sino que deben contar con sillas anfibias y muletas anfibias para el acceso al mar, en donde se requiere la supervisión de salvavidas capacitados para acompañar el ingreso. Una de las playas que cuenta con este servicio se encuentra en Coronel.
Por último y no menos importante es poder eliminar una de las barreras más importantes que impiden la plena inclusión y tiene que ver con las barreras actitudinales. Muchas veces los parientes o cuidadores directos no llevan a sus hijos o familiares por miedo o desconocimiento al “que dirán” o las “miradas” del resto de los veraneantes que observan con atención a las personas con discapacidad porque finalmente es la diferencia la genera curiosidad, pero genera en ellos una percepción de incomodidad o molestia que muchas veces no permiten disfrutar como uno más en la playas.
En la medida que aceptemos la diferencia, que consideremos al otro como una persona que tiene tantos derechos como yo de poder participar en la sociedad, y que en algún momento esto no nos genere extrañeza, sin duda el resto de las barreras irán desapareciendo.