Una oportunidad única para el comercio y el derecho comercial
Tras ocho meses de pandemia podemos observar el impacto negativo que el Covid-19 ha causado en la económica nacional y mundial. Las cifras para nuestro país no son alentadoras: el Banco Central informó recientemente que en el segundo trimestre del año la actividad económica nacional cayó un 14,1% con respecto al mismo período del año anterior; las estadísticas de desempleo del trimestre junio-agosto de 2020 informadas por el INE alertan un preocupante aumento de la desocupación nacional que se elevó a un 12,9% durante el mismo periodo del año anterior mientras en la región de Los Lagos la desocupación alcanzó un 10,5% y en materia de insolvencia, la Superintendencia de insolvencia informó para este 2020 un aumento en las solicitudes de liquidación concursal de bienes de personas naturales en un 6% respecto del año anterior.
Los ejemplos señalados muestran un escenario económico complejo, circunstancia que no es novedosa para nuestro país, de hecho, en Chile post independencia se vivió un periodo de déficit económico y como consecuencia, un movimiento político y social que, con el propósito de activar la economía y dinamizar el mercado, entre otras cosas promovió la dictación del Código de Comercio de 1865.
El año 2015, al cumplirse los 150 años de vida de Código de Comercio, como respuesta a los problemas prácticos que ha evidenciado la normativa mercantil, se creó la Comisión de Estudio de la Nueva Codificación Comercial destinada a elaborar un nuevo código mercantil, tal como lo hicieron países como España el año 2013, Ecuador y Argentina el año 2015. El trabajo de esta Comisión dio sus primeros pasos el año 2017, con la publicación de informes preliminares en materias como la contratación y las relaciones jurídicas entre empresas, se dirigirá a reestructurar el derecho societario y el mercado de valores, actualizará la normativa en propiedad intelectual, incluirá el derecho de la competencia y del consumidor, espera ajustar el derecho concursal y estudiará la creación de una nueva judicatura especializada. Sin embargo, la pandemia ha generado efectos positivos en la nueva realidad mercantil, caracterizada por la masividad de las operaciones y a raíz de la necesidad de mantener distanciamiento social, la implementación de nuevas tecnologías en el modus operandi comercial.
El avance de este anhelado proceso de actualización de la normativa mercantil aparece muy necesario y su conclusión, al igual que en el siglo XIX, resulta clave para dinamizar el mercado y activar la economía, generar empleos y ampliar el bienestar social, pero también enfrenta el importante desafío generado por el proceso constituyente que se aproxima y que amenaza con volver a “fojas cero” todo lo avanzado si el constituyente determina cambiar las reglas del juego, si se eliminan las bases actuales de la economía nacional o se incorporan al mercado elementos que hoy son ajenos, generándose, en todo caso, la oportunidad única para debatir acerca de cómo debemos estructurar la economía y el ejercicio del comercio, a fin de impactar positivamente en la sociedad, teniendo en cuenta su importante rol de motor de crecimiento del país y desarrollo de la nación.