Personas mayores: un compromiso social
El 01 de octubre se celebró el Día Internacional de las Personas Mayores. Esta fecha, sin duda alguna, nos invita a reflexionar sobre la importancia que ha ido adquiriendo en el mundo y especialmente en nuestro país.
Algunos datos relevantes, según el último CENSO en nuestra región son 48 mil 428 personas que se encuentran viviendo esta etapa, correspondiendo al 12,6 % del total de la población regional. Además a nivel país, nuestra región de Los Ríos es una de las más envejecidas de Chile.
Todo esto nos debe mover como sociedad a abordar este fenómeno que repercute en distintos ámbitos. Por ejemplo, en lo laboral, según un estudio de la UDD y la Caja Los Andes mostró que la participación de los adultos mayores en el mercado laboral entre 2010 y 2017 tuvo un crecimiento de 4,5 puntos, pasando de 11,4 % a 15,9%.
Debemos reconocer el potencial aporte que en términos productivos pueden llegar a realizar los adultos mayores a nuestra sociedad, siendo entonces el envejecimiento productivo una materia que debemos comenzar abordar de manera paralela a lo búsqueda del envejecimiento activo.
Ha llegado el momento de abandonar el antiguo paradigma de la vejez como sinónimos de inactividad, dependencia y vulnerabilidad. Como sociedad debemos comenzar a reconocer las trayectorias de las personas mayores y el aporte que ello puede significar en la sociedad moderna.
¿Pero dónde comenzamos? En el caso de la educación superior estamos comenzando en nuestras aulas y con la formación de nuestros futuros técnicos y profesionales, con quienes desarrollamos seminarios, prácticas, internados y cursos que apuntan al conocimiento de las necesidades de los adultos mayores, para realizar acciones integrales e innovadoras que buscan mejorar su calidad de vida.
Para alcanzar un envejecimiento productivo, debemos entonces motivar a los adultos mayores a no restringir sus aspiraciones de llegar a una vejez productiva, transformando su etapa de vida en un periodo de progreso y expansión de su potencial humano.
No obstante, deben reconocerse la variabilidad y diversidad de experiencias, intereses y condiciones que influyen en la forma en que cada uno envejece. Las trayectorias laborales, los saberes y experiencias ocupacionales adquiridas a lo largo de la vida, son fundamentales para que las personas mayores incursionen en nuevas áreas ocupacionales participando activamente en tareas productivas.
Sin embargo, las condiciones personales de los adultos mayores no son suficientes para lograr este desenvolvimiento, dado que las circunstancias del entorno de las personas mayores pueden favorecer o inhibir las oportunidades de desarrollo productivo.
De este modo, es trascendental continuar aportando las políticas y programas gubernamentales; para compartir el desafío de convertir a las personas mayores en ciudadanos activos y productivos.