Pandemia y medioambiente
La incesante lucha contra el COVID-19 se ha convertido en prioridad a nivel mundial, encontrándose la totalidad de los países y territorios afectados por la propagación de esta enfermedad, percibiéndose como una de las principales e inesperadas amenazas para la humanidad.
La relación de esta enfermedad con la problemática ambiental se encuentra en que el origen de nuevos patógenos como el SARS-CoV-2, –del cual deriva el COVID-19– se atribuye a la degradación ambiental. Es ampliamente aceptado que el SARS-CoV-2 se originó a partir de animales salvajes como pangolines y murciélagos vendidos en un mercado para consumo humano en Wuhan, una ciudad de China; es decir tendría lo que se denomina un origen zoonótico, esto es, se transmitió de un huésped animal a uno humano.
Tal como ocurrió anteriormente con el SARS (2003), la gripe porcina (2009) y MERS (2012), el contacto cercano entre las especies silvestres y los humanos permitió que el virus se cruzara entre las especies, lo que resultó en la aparición de una nueva enfermedad, que se propagó rápidamente gracias al fenómeno de la globalización. Estas interacciones son cada vez más frecuentes dada la necesaria explotación de los recursos naturales para responder a las crecientes demandas de energía y alimentos de origen animal de una población en crecimiento.
No se había previsto el riesgo para nuestra salud en el hecho que las actividades extractivas promuevan la irrupción y el asentamiento de las poblaciones de individuos en áreas naturales lo que crea un ambiente favorable para promover una peligrosa interacción entre la fauna salvaje y los humanos. Por otra parte, la actividad invasiva y consiguiente destrucción del hábitat natural de la vida silvestre obliga a quienes forman parte de este ecosistema a trasladarse a otros hábitats que están ocupados por humanos.
Esta pandemia de COVID-19 debería hacernos ver más claramente la conexión entre nuestra salud y el medio ambiente, y debería hacernos conscientes que proteger el medio ambiente es una estrategia esencial para evitar en el futuro otra crisis sanitaria vital como la que vivimos hoy.