¿Cómo nos preparamos para la tercera edad?
El envejecimiento poblacional, es un fenómeno creciente a nivel mundial, por lo que se presentan nuevos desafíos en el abordaje biopsicosocial de esta importante etapa del ciclo vital individual.
Chile se encuentra en una transición demográfica, se plantea que en el 2050 será un país con un 30% de adultos mayores, por lo que será un país envejecido. En este sentido, términos como envejecimiento exitoso, autonomía, prevención, factores de riesgo, estereotipos negativos, discriminación, calidad de la atención, cobran gran relevancia.
El proceso de envejecimiento por su parte, es dinámico e irreversible. Depende de factores biológicos, sociales, psicológicos, ambientales, culturales, económicos, así como del estilo de vida, que involucra, además de los hábitos que se han mantenido durante los años vividos.
En este sentido, según cómo haya sido la preparación previa para enfrentar esta nueva etapa, será la calidad con la que podamos transitar por ella.
La funcionalidad es el indicador de salud más relevante de este grupo etario. En Chile, encontramos el Examen de Medicina Preventiva del Adulto Mayor (EMPAM), el cual se aplica a partir de los 65 años, anualmente y no sólo permite pesquisar factores de riesgo o patologías (establecidas pero no diagnosticadas) sino también predice la pérdida de funcionalidad o la detecta en sí misma, garantizando la clasificación de la Persona Mayor en: Autovalente sin riesgo, con riesgo, en riesgo de dependencia, o dependiente leve; moderado, grave y total, para lo cual se aplica, dentro de la evaluación, el Examen de Funcionalidad del Adulto Mayor (EFAM) tomando como criterio la aparente autovalencia.
Dentro del rol educativo que desempeña el equipo de salud, es necesario transmitir confianza y seguridad en la persona mayor, es por esto que debemos expresarles, la importancia de continuar planificando su futuro, trazarse nuevas metas, generar y mantener redes de apoyo, evitar el aislamiento social integrándose a diferentes grupos y actividades que les sean posibles desarrollar.
Concentrarse en lo positivo, cautelar la aplicación de pauta nutricional entregada por el profesional responsable y mantener las medidas de higiene de sueño adecuadas que garantizaran la calidad de la vigilia en su diario vivir, sin descuidar por supuesto, sus controles de salud de rutina. Esos son los objetivos.