La importancia de la autoestima académica para una educación integral

Conocemos el concepto “autoestima” como el conjunto de percepciones o valoraciones que tenemos de nosotros mismos, respecto a nuestros rasgos físicos, carácter, o personalidad. Sabemos que una autopercepción positiva de nuestro ser, nos permitirá enfrentar de mejor manera la vida, especialmente aquellas situaciones más complejas que muchas veces aquejan, lo que es avalado también por la neurobiología y algunos estudios en psicología.

Si asociamos la autoestima en ámbitos de estudio, surge el concepto “autoestima académica”, es decir, la percepción que tenemos de nuestro desempaño en torno a: aprendizajes, competencias adquiridas, ejecución de ciertas tareas o procedimientos, hasta de nuestras expectativas en relación al futuro laboral y en la posibilidad de superación personal. Cualquier alteración en la visión de alguno de estos elementos, podría influir incluso en la deserción del estudiante, de acuerdo al estudio “La autoestima académica y motivación escolar como predictor de la deserción en jóvenes vulnerables” de la Agencia de Calidad de la Educación emanado el año 2016.

Este informe indica que existe una estrecha relación entre la autoestima académica y la motivación escolar en jóvenes vulnerables de 8º básico y su probabilidad de desertar del sistema educacional, sobre todo en establecimientos de sectores vulnerables. Esta relación se podría extrapolar a la Educación Superior, si consideramos que sus estudiantes enfrentan muchas veces otros factores como: problemas económicos, paternidad, estar al cuidado de adultos mayores, incluso la incertidumbre frente a la pandemia.

Por otro lado, si tenemos un estudiante con una autovaloración positiva, que se siente contenido y seguro frente a la vida, posee herramientas consistentes para enfrentar sus estudios superiores, el mundo laboral y las vicisitudes que este conlleva y, aspectos socioemocionales propios del ser humano.

Como consideración

En base a lo anterior, queda demostrado que como instituciones de educación debemos hacernos cargo, no solo de la formación de nuestros estudiantes, sino que también de entregarles herramientas para mejorar su valoración personal, manejo de emociones y de la frustración que puedan sufrir frente a un evento adverso. Durante las clases, existen prácticas que se pueden implementar en el aula para favorecer la automotivación académica, teniendo como base un clima acogedor, basado en el respeto y la aceptación, iinvolucrando al estudiante en la formación de su experiencia de aprendizaje:

-Al inicio de la clase: activar conocimientos previos en los estudiantes, recoger sus necesidades, hacer su enlace con las expectativas que ellos poseen respecto a la clase y la aplicación que tendría en su futuro laboral.

-Durante la clase: la utilización de metodologías activo-participativas donde el estudiante sea el protagonista de la clase, lograr un equilibrio entre lo teórico y lo práctico y, así evitar clases meramente expositivas, sin mayor interacción entre y con los estudiantes.

-Al cierre de clase: proponer espacios de evaluación y de reflexión en base al desempeño de los estudiantes, evitando comparaciones con otros estudiantes. Aquí el estudiante debe sentir al apoyo y guía por parte de su docente en base a las posibilidades de mejora de sus actuales desempeños.

Algunos consejos

Por último y no menos importante, podemos señalar algunas recomendaciones para mejorar nuestra autoestima académica:

  1. Comprometerse con la propia formación académica y todos sus procesos asociados, participando activamente de eventos de nuestra carrera o institución.
  2. Generar vínculos con nuestro entorno educativo, ya sea compañeros o docentes, de modo de entablar redes de apoyo y contención.
  3. Expresar de forma respetuosa sentimientos y visiones personales frente a situaciones que nos involucren, tanto personales como académicas.
  4. Buscar ayuda en momentos que nos veamos sobrepasados. Un Jefe de Carrera o un docente pueden guiarnos, entregarnos otra visión y aconsejarnos frente a un problema.
  5. Establecer momentos de relajo o distracción sana; realizar algún tipo de actividad física, dedicar tiempo a algún hobby o pasatiempo, reunirse con amigos, meditar.

 

Carolina Mariño
Directora Centro de Aprendizaje
CFT Puente Alto