La Convención Constitucional: una oportunidad perdida.
Quedan cerca de dos meses para que la Convención Constitucional termine sus labores y proponga un borrador de nueva Constitución. Aunque el texto aún no se encuentra definido, resulta claro que el trabajo realizado por la Convención hasta el momento ha sido deficiente. Todas las encuestas de opinión reflejan una desconexión entre la ciudadanía y la Convención, poniendo en duda la aprobación de la propuesta en el plebiscito del 4 de septiembre. A continuación, desarrollaremos algunos de los aspectos que consideramos más problemáticas entre los artículos ya aprobados.
En primer lugar, la propuesta relativa a la Forma del Estado es excesivamente burocrática e intrincada. Las regiones y las Municipalidades tendrían una autonomía cuyos contornos no se encuentran claramente delimitados, incluyendo una independencia financiera que puede contribuir a aumentar el costo del Estado en forma desproporcionada. Por otra parte, se crean las “Asambleas Regionales” con potestades normativas que tampoco están nítidamente establecidas, dejando amplio espacio para un uso discrecional de dichas facultades.
Un segundo ámbito problemático son las normas relativas a los pueblos originarios. Se establece que Chile es un “Estado plurinacional e intercultural”, donde existirían diversas naciones dentro de un mismo país. Se crean las “Autonomías Territoriales Indígenas”, las cuales expresamente podrán “ejercer derechos de autonomía” (aunque no se dice cuales), además de un sistema jurídico paralelo que “convive” en igualdad de condiciones con el sistema judicial tradicional. Si bien era un diagnóstico compartido la necesidad de reconocer a los pueblos originarios en el texto constitucional, la propuesta emanada de la Convención avanza en forma mucho más radical en este ámbito, generando una división odiosa entre habitantes de un mismo país, fomentando el separatismo y la segregación. Todo esto en el contexto de un creciente conflicto en la denominada Macrozona sur, donde los grupos terroristas y radicales podrían captar estas nuevas instituciones y aumentar su poder.
La Convención también ha avanzado sobre temáticas que pueden ser debatibles, pero que no corresponden al ámbito constitucional. La legalización del aborto, los derechos de los animales o la negociación colectiva ramal, entre otros, son aspectos propios de las discusiones políticas que deben emanar de los poderes constituidos y no ser consagrados en un texto fundamental que debería aspirar a la mayor transversalidad posible.
En definitiva, se trata de un texto maximalista, sin coherencia interna y que avanza en una dirección completamente opuesta al anhelo de la población que participó en el plebiscito de entrada: tener una Constitución que una al país y que no lo divida aún más.