Innovación ecológica en la navegación: Propuestas y desafíos

Con la transición justa como piedra angular, la industria naviera ha presentado una propuesta concreta a la Organización Marítima Internacional (OMI) para un Mecanismo de Balance Verde que ayudará a nivelar la diferencia de precios entre los combustibles verdes y los fósiles.

Actualmente, sólo cuatro buques portacontenedores en todo el mundo son capaces de navegar con el llamado metanol verde, conocido popularmente como alcohol de madera. Pero a los buques pioneros pronto se le unirán muchos más, ya que las compañías navieras de todo el mundo han pedido alrededor de 150 buques portacontenedores capaces de navegar con metanol. En otras palabras, se han realizado inversiones significativas, lo que ha creado un aumento en la demanda de combustibles verdes. Al mismo tiempo, experimentamos una producción de bio metanol floreciente pero incipiente.

A pesar de estas tendencias positivas, la transición ecológica del transporte marítimo se encuentra bajo presión, principalmente debido a la diferencia de precios entre combustibles verdes y los fósiles, junto con la falta de un mecanismo de precios global para nivelar la diferencia. Es significativamente más caro transportar con combustibles verdes que hacerlo como lo hace habitualmente la industria, es decir, utilizando combustibles fósiles. La factura es tan alta que ninguna compañía naviera puede cubrirla sola. Hay dos respuestas a este desafío: o los propietarios de la carga, y en última instancia los consumidores, deben pagar la prima por un transporte más ecológico, o la Organización Marítima Internacional puede implementar ambiciosas regulaciones globales para nivelar la diferencia de precio.

Si nos fijamos en los propietarios de cargas, en particular algunas empresas orientadas al consumo, se puede ver que dan prioridad al transporte ecológico. Esto se debe, entre otras cosas, a que también está claro que el costo adicional, por ejemplo, de unos zapatos, será mínimo en última instancia.

Se espera que el número de empresas dispuestas a pagar aumente a medida que más de ellas establezcan objetivos climáticos ambiciosos para sus cadenas de suministros. Pero en este momento, estos propietarios de cargas están lejos de ser lo suficientemente numerosos como para ayudar a alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global en 1,5°C, tal como prescribe el acuerdo de París. Por lo tanto, es necesario una regulación. El transporte marítimo está regulado por la ONU a través de la Organización Marítima Internacional (OMI). El año pasado fue cuando los estados miembros decidieron establecer un estándar global de combustible y un mecanismo de precios para las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los detalles técnicos de estas ambiciosas medidas, pero necesarias, deben estar en vigor en 2025. El objetivo principal debería ser igualar la diferencia de precio para que la opción ecológica sea comercialmente viable. Al mismo tiempo, una solución debe incluir todos los tipos de combustibles verdes que cumplan ciertos criterios de reducción de gases de efecto invernadero (por ejemplo, metanol verde, pero también podría ser un biocombustible de segunda generación). Lo importante no es qué tipo de combustible verde es, sino que se centre en todo el recorrido de combustible, desde la producción hasta la combustión. Un mecanismo de precios también puede ser justo y equitativo para incluir el apoyo de la transición energética de los países en desarrollo.

El Mecanismo de Balance Verde (MBG), que ha propuesto la industria, tiene en cuenta todos estos elementos. La idea es aumentar la carga impositiva de los combustibles fósiles para que los combustibles verdes sean aún más baratos. Además, el MBG garantiza una transición justa aplicando primero la tasa mínima necesaria para asegurar la paridad de costos y segundo, recaudando un fondo para distribuir los ingresos para apoyar la transición y la I+D en los países en desarrollo. De este modo, podemos asegurar que las medidas de la OMI no impliquen perturbaciones en el comercio mundial y las economías en desarrollo.

Las empresas de transporte y logística pueden adoptar muchas medidas para garantizar una transición verde para sus negocios. Pueden fijarse metas ambiciosas, invertir en buques que puedan funcionar con combustibles verdes, en camiones eléctricos, terminales alimentados por electricidad renovable, almacenes con paneles solares en sus techos y mucho más. Pero no llegarán a cero emisiones netas lo suficientemente rápido hasta que se creen condiciones de mercado más equitativas para los combustibles verdes.

La transición ecológica no es una tarea que una sola empresa pueda hacer sola: la industria debe trabajar junto con su ecosistema, incluidos los productores de combustible, los proveedores de infraestructura de combustible, los competidores, los políticos, los operadores de terminales, los proveedores y clientes.

  • Publicado originalmente en Diario Estrategia, viernes 02 de agosto de 2024.