Impacto social, económico, y oportunidad para el cambio
El coronavirus está cambiando la forma en que nos relacionamos como personas y más significativamente con la economía. Ya en el mes febrero, Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, explicaba que el crecimiento de la economía mundial, estimado en un 3,3% para 2020, podría reducirse entre un 0,1% y 0,2% por efecto de la pandemia.
Frente a estos anuncios los bancos centrales de los distintos países están inyectando mayor liquidez al sistema, y esa situación también la estamos viendo en Chile. Hasta ahora vemos poco efecto fuera del investment grade, pero debemos tener claro que lo tendrá.
No obstante, la crisis de COVID-19 irá mucho más allá de lo que los inversores sospechan y el daño económico será más profundo y más duradero. Lo bueno es que a diferencia de las crisis de 2009, los gobiernos ahora están mostrando mejor capacidad de respuesta, con medidas que se implementan incluso antes de que comience el impacto negativo en la economía, siendo el desafío mayor que en las oportunidades anteriores, ya que ahora se va a necesitar apoyar a las empresas y a los hogares de los trabajadores durante todo el período de esta crisis. Una medida importante en el caso de Chile y de protección a las personas, es la promulgación de Ley de Teletrabajo, que sin duda va en la dirección correcta; temática en la que muchas empresas ya habían avanzado.
Pero toda esta crisis también ofrece oportunidades a las empresas, dado que se pueden volver mucho más productivas e inclusivas. Ahora es el momento para el cambio hacía nuevas normas sociales más solidarias y sostenibles, como ya lo estamos viendo en algunas empresas nacionales, que están orientando mucha de su labor hacia el bien común. Un ejemplo de ello es Colún, que decidió congelar sus precios.
Manifestar también que todo este contexto de pandemia, obliga también a las pymes tradicionales a adaptar sus modelos de negocios, y asociarlos a las nuevas tecnologías. Así estamos comenzando a ver conciertos por streamig, trabajo remoto, clases telepresenciales y reparto a domicilio sin contacto físico con el cliente.
Esta pandemia, desde mi perspectiva, se termina transformando en un renovado impulso que nos invita a adaptarnos, sobre todo en el ámbito económico, dado que si no lo hacemos muchas empresas, sin distinción de tamaño, desaparecerán en el corto o mediano plazo.