Gabriela Mistral: Ícono de respeto e inclusión

Chile cambió y se ha transformado en un país cada vez más diverso. Lo anterior, se ha ido evidenciando en los distintos tipos de diversidad que conviven hoy en Chile. Por ejemplo, la diversidad cultural, sexual, religiosa, de género, funcional, étnica, entre otras, se manifiesta en distintos espacios de la sociedad chilena. Lo relevante de este hecho, es que este fenómeno social impacta en distintos escenarios de la vida pública.
La educación superior no queda ajena a este escenario, ni a los desafíos y oportunidades que presentan las diversidades al país. Por el contrario, las aulas de clases se han transformado en espacios de encuentro (y re-encuentro) entre personas que, asumiendo sus diferencias, cohabitan este espacio que les es común.
En este nuevo escenario social, la figura de Gabriela Mistral – cuyo natalicio recordamos cada 7 de abril – nos invita a reflexionar sobre la manera en que estamos mirando nuestra sociedad. Su vida y legado nos enseñan que cultivar los valores del respeto y la inclusión son vitales para una sociedad en donde se asumen y se reconocen las diversidades.
La lucha de Gabriela Mistral por posicionar a la educación como una herramienta fundamental para la igualdad social, es uno de los aspectos más importantes que podemos destacar de su vida y obra. En frases como: “La educación es el único remedio contra la desigualdad” o “El Estado es responsable de una educación pluralista, con particular énfasis en la inclusión de los niños pobres e indígenas, de la mujer y de los discapacitados”, la poetisa desafiaba a la sociedad de su época (y de todas las épocas) a entender la educación como un espacio de respeto de la dignidad de cada persona, sin importar su edad, su cultura, su género o su condición física. Por el contrario, en el sistema educativo que concibió y por el que luchó Gabriela Mistral, lo único que se permite excluir es la desigualdad social.
Al considerar el pensamiento de Gabriela Mistral respecto de la educación como una herramienta fundamental de inclusión social, creo que el mejor homenaje que podemos hacer a su persona y su obra, hoy en día, es continuar trabajando por una sociedad donde el respeto por la dignidad de todas las personas sea un valor intransable; porque tal como lo señala la poetisa en su obra Desolación (1922): “Toda la vida es una lucha, pero la lucha debe ser en nombre de la dignidad”.