Estrategias y desafíos en el cuidado de personas mayores con demencia

Las demencias son condiciones que pueden afectar a todas las personas, pero presentan una mayor prevalencia en las personas mayores. En Chile, el síndrome demencial alcanzó un 7,1% en personas de 60 años y más (CENSO 2017).

Tener más de 65 años y además tener demencia puede generar un doble estigma, favoreciendo la discriminación y la exclusión. El maltrato hacia las personas mayores con demencia, no solo se manifiesta a través de la agresión física, sino también mediante la indiferencia. La demencia es vista erróneamente como una parte inevitable del envejecimiento, lo que lleva a la falsa creencia de que no existen estrategias de tratamiento y apoyo.

Algunas estrategias preventivas para reducir el impacto de la demencia son la estimulación cognitiva frecuente e individualizada, realizar actividad física aeróbica de intensidad moderada y mantener la participación en ocupaciones significativas, lo que fomenta la neuroplasticidad y las funciones cognitivas. Estas estrategias son parte de los programas ofrecidos por centros de apoyo comunitario, donde se desarrollan actividades en un entorno protegido, con equipos multidisciplinarios especializados en esta área.

Es importante capacitar a familiares y cuidadores para que comprendan la naturaleza de la enfermedad y respondan a los síntomas de manera comprensiva. Algunas estrategias incluyen mejorar la comunicación efectiva, utilizar un lenguaje claro y simple, hablar lentamente y mantener un tono de voz tranquilo; evitar expresiones verbales y no verbales de enojo, aburrimiento, cansancio y burla hacia las personas con demencia; escuchar su relato, incluso si es repetitivo, y no contradecirlos durante alteraciones conductuales. En casos de agresividad física o verbal por parte de las personas con demencia, se debe mantener la calma y buscar apoyo profesional sin reaccionar con castigo o enojo.

Para brindar un cuidado adecuado y empático, se debe comprender que estos síntomas son incontrolables desde el razonamiento y la autorregulación, por lo que no existe intencionalidad o manipulación. Siempre se debe buscar apoyo emocional y social, tanto para la persona con demencia como para sus cuidadores, reduciendo la carga emocional asociada con el cuidado, lo que reduce patrones de maltrato e indiferencia a esta población.