¿Es suficiente el PACAM para una buena nutrición? Alimentarse con sentido en la vejez
Cada mes miles de personas mayores en Chile reciben los productos del Programa de Alimentación Complementaria del Adulto Mayor (PACAM). El objetivo es claro: mejorar el estado nutricional y prevenir la desnutrición en la vejez. Sin embargo, hay una pregunta que no deja de inquietarme como profesional: ¿quién se asegura de que esos alimentos se consuman realmente y cumplan el propósito para el que fueron diseñados?
He conversado con beneficiarios y con quienes los cuidan para conocer su opinión. Algunos agradecen el aporte, pero muchos no saben para qué sirve lo que se les entrega. Otros simplemente no lo consumen señalando que, y cito textualmente: “No me gusta”, “me hincha”, “siempre es el mismo sabor”, “huele muy fuerte”. Lo preocupante no es sólo que el alimento no se consuma, sino que nadie parece preguntar por qué.
Detrás del PACAM hay una buena intención, pero la intención no nutre. Sin acompañamiento profesional, sin educación alimentaria, sin adaptación cultural o sensorial, estos productos pierden sentido. Y cuando la entrega se vuelve un acto rutinario, sin evaluación ni seguimiento, se convierte en una medida vacía que, más que dignificar, invisibiliza.
Chile envejece y muchos de nuestros mayores lo hacen en soledad. La alimentación en esta etapa no es solo una necesidad fisiológica; es también un acto emocional y social. Comer solo, sin ganas, sin saber cómo preparar lo que se tiene, es otra forma de exclusión. El PACAM podría ser una herramienta poderosa de salud pública, pero no basta con entregar alimentos: hay que garantizar que sirvan, que gusten, que acompañen.
Como nutricionista me pregunto cuántas veces más seguiremos hablando de cobertura sin hablar de impacto. Cuántas veces más diremos “se entregaron tantos kilos”, sin saber cuántas cucharas reales llegaron a la boca.
El PACAM no necesita desaparecer. Necesita evolucionar. Con recetas adaptadas, seguimiento profesional, integración comunitaria y escucha activa. Pero, sobre todo, necesita dejar de ser una cifra en un informe para convertirse en una herramienta viva de salud, bienestar y respeto. Porque cuando hablamos de personas mayores, no hablamos de beneficiarios, hablamos de personas con historia, con derecho a alimentarse bien, a disfrutar, a ser escuchadas… y eso, lamentablemente, no viene en la bolsa.