El riesgo de la Gripe Aviar
La Influenza aviar, o gripe aviar, es una enfermedad infectocontagiosa de origen viral, cuyo reservorio natural son las aves silvestres; sin embargo, por continuidad, puede propagarse a las aves domésticas y otras especies, entre ellas el humano. Este virus causa alta mortalidad en las aves afectadas, por la cual implica un alto impacto en los ecosistemas naturales.
Basados en su patogenicidad, o sea la capacidad viral de infectar a un individuo y causar la enfermedad, se describen varios tipos; siendo el actual brote un virus altamente patógeno, principalmente por los subtipos H5 y H7, del tipo A.
La transmisión se produce por el contacto directo o indirecto con animales infectados o con superficies contaminadas con secreciones nasales, materia fecal, sangre u órganos de individuos infectados generando un foco de riesgo de contagio para animales y humanos.
En Chile, a finales del 2022, el Servicio agrícola y Ganadero (SAG) confirmó la presencia del virus Influenza Aviar de alta patogenicidad de la variante H5N1 en aves muertas en el norte del país. Hasta la fecha, los casos han ido en aumento y se han detectado aves y lobos marinos positivos en distintas regiones de Chile. La enfermedad se disemina entre distintas zonas, principalmente a través de las aves migratorias; siendo este un punto crítico ya que, muchas de ellas, no manifiestan signos clínicos asociados al virus. En el caso del brote nacional, el foco se originó en Estados Unidos donde ha generado 80 millones de aves muertas, migrando a Sudamérica a través de pelicanos. Actualmente, las aves nativas chilenas están transmitiendo la infección a las aves domésticas.
Respecto a la sintomatología, esta tiende a ser de origen respiratorio, aunque pueden sumarse otros signos y síntomas inespecíficos los cuales pueden dificultar la detección temprana de los casos positivos. Entre los síntomas compatibles se describen: secreciones nasales, dificultad respiratorios, falta de apetito, decaimiento, cianosis de barbilla, cresta y patas, baja en la producción, alteraciones de la cascara, diarrea, plumaje erizado, aumento de volumen de la cabeza, postración y muerte.
Las infecciones humanas por los virus de la influenza aviar son poco frecuentes, pero no imposibles. Si bien, el riesgo de contagio es bajo, es importante informar a la población sobre las medidas de prevención y control acordes a este tipo de enfermedad. Dentro de estas, se incluye considerar las formar de transmisión descritas y, por ende, evitar la exposición a ellas. Sumado a lo anterior, no ingresar aves nuevas a un corral sin antes realizar una cuarentena preventiva; separar las aves enfermas de aquellas sin sintomatología compatible con la infección y, en caso de, inevitablemente manipular aves enfermas o muertas, deben utilizarse mascarilla y guantes desechables para esta acción considerando la correcta eliminación de dichos elementos de protección personal.
Es imperativo recalcar que, en caso de encontrar animales afectados o sospechosos de infección, debe informarse al SAG, a través de sus canales oficiales, puesto que es la entidad autorizada y competente para esta acción.