Educación rural: Una mirada desde la interculturalidad
La Ley 20.370 en su Art. 2°, sostiene que “la educación es el proceso de aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la vida de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas. Se enmarca en el respeto y valoración de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, de la diversidad multicultural y de la paz, y de nuestra identidad nacional, capacitando a las personas para conducir su vida en forma plena, para convivir y participar en forma responsable, tolerante, solidaria, democrática y activa en la comunidad, y para trabajar y contribuir al desarrollo del país”.
Con esta larga y fundada introducción quiero que nos detengamos a reflexionar acerca del alcance de una educación de calidad y con pertinencia, más aún si lo hacemos pensando en la educación que reciben los niños y jóvenes de los sectores rurales de nuestro país, y de forma muy especial los niños y jóvenes de las islas de las provincias de Llanquihue, Chiloé y Palena.
Algo de esto compartí en el Seminario “Miradas a la Educación Rural desde la Interculturalidad”, realizado por las Escuelas de Psicología y de Servicio Social de nuestra casa de estudios. Y no es que en mis años de estudio y prácticas pedagógicas en diferentes ámbitos, me haya formado una imagen pesimista de la educación rural. Por el contrario, soy un firme defensor de la educación rural de calidad, pues mis primeros 5 años de educación básica los hice en una escuela rural de Isla Huar, con muy buenos profesores. Digo buenos profesores, porque recibí lo suficiente para continuar estudios en un destacado colegio de Puerto Montt, sin darme cuenta de alguna diferencia en las exigencias de uno u otro establecimiento.
Por eso, los invito a reflexionar acerca de nuestra educación rural hoy, más aún si lo hacemos desde el lente de la multiculturalidad. En este sentido creo que lo que hacemos en la educación chilena no es intercultural, sino “acultural” porque de acuerdo a lo que define la Unesco, la interculturalidad “es la presencia e interacción equitativa de diversas culturas y la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, adquiridas por medio del diálogo y de una actitud de respeto mutuo”, eso no se ve en nuestra educación, aunque intentemos con programas de educación “intercultural” como la EIB, por ejemplo. Al contrario, creo que nuestra “escuela”, creada en la lógica moderna, liberal y elitista lo que ha hecho desde su origen ha sido imponer un modelo y con ello reproducir el modelo de sociedad.
Este modelo de escuela moderna, ha contribuido en la emigración de los jóvenes de las áreas rurales, generando una pérdida de capital cultural en sus comunidades de origen en beneficio de áreas urbanas. En un estudio realizado el 2012 en una comunidad insular de la comuna de Calbuco nos encontramos con que la totalidad de sus estudiantes egresados de Educación Básica continúan estudios en la ciudad, es decir, un excelente indicador de desarrollo humano. Sin embargo, lo que preocupa, es que después de continuar estudios no se conocen casos de retorno de ningún profesional (habiendo muchos), a realizar algún emprendimiento local en su comunidad. Lamentablemente la estandarización del currículum, pensado desde una mirada urbana y centralista ha contribuido a la emigración de los niños y jóvenes de las áreas rurales del país, generando con ello graves problemas. En nuestra región, por una parte el aumento de condiciones de pobreza en las ciudades del borde costero, con las personas que no logran desarrollar capacidades profesionales, por ejemplo, téngase presente lo que ocurre con miles de operarios en cada crisis del sector salmonero. Y por otra, comunidades rurales envejecidas, sin capacidades de emprendimiento y de liderazgo para enfrentar el desarrollo sustentable que tanto les hace falta en este tiempo, cuando son invadidos por diferentes empresas que se apropian de su borde costero. Entonces ¿qué está pasando con el artículo 2° de la Ley General de Educación en el mundo rural?