COVID-19: ¿Una fuerte señal para la acción climática?
Los líderes mundiales están implementando medidas fuertes pero necesarias para tratar de contener la propagación de COVID-19 por diversos medios. La crisis actual ha visto al mundo unirse solidariamente: los vecinos se cuidan unos a otros, los desconocidos apoyan a otros desconocidos en estos tiempos difíciles al reconocer sus necesidades. ¡La humanidad está avanzando y podemos ver cambios fluyendo gracias a nuestro mundo hiperconectado, impulsado por las redes sociales! Es espectacular ver a científicos, virólogos, médicos, matemáticos, políticos, empresarios… personas de tantos ámbitos de la vida que se unen en la lucha contra las consecuencias sanitarias y económicas de la propagación de COVID-19.
También se han producido algunos cambios positivos inesperados, debido a la crisis. ¡La contaminación del aire en algunas ciudades europeas ha disminuido en más del 50%! Los científicos han pronosticado una caída del 10% en las emisiones de combustibles fósiles durante el año 2020. Creo que deberíamos aprovechar este impulso como una forma de fomentar aún más la reducción de emisiones de carbono y hacer que este cambio logre marcar diferencia. Creo que, según los informes de los periódicos, los ríos han comenzado a limpiarse y estoy disfrutando de las noches estrelladas.
Al observar las medidas que todos tenemos que tomar contra este virus mortal, no puedo evitar pensar en la urgente necesidad de una acción climática. He señalado en otras oportunidades que si bien el número de casos confirmados de COVID-19 aumenta a diario (3.1 millones al 29 de abril), el calentamiento global afectará potencialmente a los 7.800 millones de personas que habitan el mundo hoy.
Se puede establecer una relación entre COVID-19 y el cambio climático. Solo observe su tendencia de crecimiento e impacto en todo el mundo:
- El nuevo coronavirus se originó en China en enero; los contagios crecieron considerablemente, ya que el mundo no se dio cuenta de la gravedad de la situación.
- Luego, a mediados de febrero de 2020, los casos confirmados aumentaron exponencialmente en China, lo que indica una propagación mundial; el mundo comenzó a preocuparse.
- Un mes después, el número de casos confirmados del virus había estado subiendo a diario, llegando a su punto máximo el 4 de abril.
- El impacto ya es visible: naciones enteras están cerrando, las empresas están incurriendo en pérdidas, el movimiento de mercancías es parada gradual, etc.
La similitud entre el crecimiento en el número de casos confirmados de COVID-19 y el crecimiento en las emisiones de carbono en los últimos 170 años. Entre 1880 y 2012, la temperatura de la Tierra aumentó en 0,85 ° C., desde 2006 a 2015, aumentó en 0.87 ° C., dieciséis de los 17 años más cálidos se registraron después del año 2000. Se han reportado incidentes de clima extremo en todo el mundo, ya sea derretimiento de casquetes polares, incendios forestales australianos, huracanes y tornados de intensidades nunca antes vistas, lluvias muy fuertes que arruinan cultivos y medios de vida de los agricultores, olas de calor en regiones frías del mundo y mucho más. Las estimaciones actuales indican un aumento de la temperatura de 0,2 ° C por década. Los científicos han advertido que tenemos 12 años para limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5 ° C.
De lo que debemos darnos cuenta es que el cambio puede ser más rápido de lo que anticipamos. El impacto comenzará con los cambios en los patrones climáticos, lo que conducirá a emergencias sanitarias y cambios en el estilo de vida, pasando a emergencias económicas y humanitarias.
El paralelo anterior entre COVID-19 y el cambio climático se basa en el estado actual de COVID-19. Espero que caiga a cero rápidamente y eso solo probará qué resultados sorprendentes se pueden lograr mediante acciones concertadas de la humanidad.
En el futuro posterior a COVID-19, no debemos perder de vista el cambio climático. La crisis actual es una oportunidad para construir naciones de manera sostenible. Después del colapso económico de 2008, los capitales mundiales fueron redirigidos desproporcionadamente lejos de las tecnologías verdes. Esta vez deben ser redirigidos hacia organizaciones que tengan un perfil social, económico y ambientalmente sostenible.
Creo que debemos destacar nuestra resiliencia como comunidad y liderar el camino como individuos y grupos para una forma de vivir en armonía con la naturaleza. Si podemos combatir una pandemia global manteniéndonos unidos, también debemos unirnos en nuestra lucha contra el cambio climático.
Al igual que con la lucha con COVID-19, espero que podamos unir a la comunidad global de políticos, líderes empresariales, inversionistas, empresarios, científicos e investigadores con el mismo objetivo en común.