Comprensión lectora: recuperemos el tiempo perdido
Muchos estudiantes me preguntan, “profe ¿cómo puedo mejorar mi comprensión lectora?” y la respuesta siempre es “leyendo”, respuesta que no siempre es sencilla de llevar a la práctica.
Existen diversas formas de potenciar la comprensión lectora, pero la primera etapa y yo diría la más importante es la decodificación, lo que desde el mundo del lenguaje he llamado “El pecado original”. La decodificación es entender las palabras, y allí surge una de las primeras causas de nuestra realidad nacional: el poco vocabulario que manejan jóvenes y adultos. Para revertir ello la clave es leer constantemente, cualquier tipo de textos, literarios o no literarios, formales o informales, solo importa que estos textos hayan pasado por un proceso de revisión y/o edición. Para este trabajo de lectura, lo importante es tener tres utensilios lectores: papel, lápiz y diccionario. Con estos elementos un lector que está preparando una prueba importante (como puede ser la PSU) y que, lamentablemente, no fue un buen lector desde pequeño, podrá recuperar bastante del tiempo perdido. La técnica se explica sola; leer, destacar, buscar significados y anotar.
El segundo paso es entender que un texto representa un cuerpo completo y que está compuesto por partes, entonces lo fundamental es ir parte por parte, lo que yo llamo “divide y vencerás”. Un buen lector debe ir extrayendo las ideas centrales por cada párrafo, las que generalmente están al comienzo de este, y ya sabemos que cuando el autor cambia de idea, también cambia de párrafo.
Estos dos pasos iniciales son la base para avanzar hacia una comprensión lectora más profunda e interpretativa. El gran error es que muchos jóvenes intentan comenzar en el tercer peldaño y tropiezan al saltarse los dos primeros peldaños de esta escalera.
Cuando hice clases a personas sobre 60 años que querían nivelar sus estudios de enseñanza media y que asistían a clases junto a jóvenes de 18 a 25 años, me sorprendí al percatarme que los adultos mayores tenían mucho mejor comprensión lectora que los jóvenes, la razón era muy simple: ellos leían el diario todos los días desde hace 30 o más años. Esta costumbre lograba un aprendizaje que, lamentablemente, muchos jóvenes jamás obtendrán. En la actualidad, a mis estudiantes les digo que lean todos los días, algo, lo que sea, al menos unas 5 páginas del diario, de una revista, un artículo, un comic.
Un buen lector es la base para aprender cualquier disciplina y mientras antes formemos a niños y jóvenes en esta práctica, mejores herramientas tendrán para enfrentarse al mundo escolar y universitario.