Clases Remotas, una oportunidad para co construir una nueva didáctica universitaria
La sociedad de la información, conocimiento y aprendizaje hoy está en una encrucijada; la pandemia del Covid 19 ha alterado sus estructuras, obligado a salir de la zona de confort y entrar a una nueva zona, para algunos un espacio desconocido, incierto, para otros un nuevo territorio, pleno de aprendizajes y creatividad.
Es este escenario, las universidades han debido modificar su quehacer y transitar desde una lógica presencial de clases hacia una lógica virtual utilizando las variadas herramientas que brindan las Tics. Impelidas al cambio, se han sumido en una serie de acciones que implican capacitación de docentes, instalación de plataformas virtuales (TEAMS), ejecución de una enseñanza remota, entre otras. En esta emergente racionalidad si bien es cierto ha habido dificultades, también están surgiendo interesantes buenas prácticas que deberán ser compiladas y compartidas con toda la comunidad académica ¿pero es esto suficiente?
La pregunta anterior, tiene una sola respuesta: NO. ¿Por qué?
Porque se requiere, hoy más que nunca, una didáctica universitaria donde el foco no esté en la tecnología, sino en el aprendizaje. Coincido con Damariz Díaz (1999) en afirmar que la carencia de una didáctica universitaria como teoría y práctica se evidencia en una simplificación del ser y del hacer del profesor universitario, quien generalmente reduce su papel de enseñante al de simple transmisor de información. Se debe superar su condición de enseñante intuitivo cuyo rol está centrado en la entrega frontal de saberes para pasar a desempeñar un papel formador, responsable de la calidad del aprendizaje de sus estudiantes.
Desde esta perspectiva las clases remotas debieran estar permeadas de todo el soporte pedagógico necesario para que el contenido disciplinar se presente a través de un conjunto variado de estrategias didácticas basadas en metáforas, ejemplos, demostraciones, analogías, simulaciones etc. No basta saber que la clase se estructura en inicio, desarrollo y cierre, es indispensable modelar esa estructura para exponer el objetivo de aprendizaje, detectar conocimientos previos y motivar frente a los temas a trabajar (anclaje); es necesario presentar la información fluida, clara, ojalá en forma interactiva y dinámica (apropiación del nuevo conocimiento); es indispensable ceder el control y otorgar espacios para el protagonismo de los estudiantes donde puedan aplicar, debatir, resolver, enfrentar un dilema o también cometer errores (movilización del saber); es prioritario culminar la sesión reflexionando respecto de lo aprendido, exponiendo certezas y dudas, sistematizando y conectando lo tratado con la próxima sesión (cierre metacognitivo).
En la didáctica universitaria se asume que el aprendizaje nunca es pasivo (por tanto quienes están del otro lado de la pantalla no necesariamente están aprendiendo), se entiende que el aprendizaje implica un cambio de comportamiento generado por una experiencia (Feldman, 2005) y se tiene presente que el estudiante debe ejecutar acciones, tareas o actividades.
El desafío es enorme, debemos encarar la revisión de los principios didáctico- pedagógicos en los cuales se sustentan las clases a distancia; confío en las acciones que la UST está realizando, Tenemos una gran oportunidad para co construir y dotar de sentido a una nueva didáctica universitaria.