Ciencia con sentido de territorio

Cuando hablamos de desarrollo regional, pocas veces pensamos en la investigación como una herramienta estratégica. Sin embargo, es precisamente desde ahí donde podemos comenzar a construir un futuro más equitativo, sostenible e innovador para Tarapacá.

Hoy enfrentamos desafíos complejos: salud pública, transformación energética, escasez hídrica, diversificación productiva. Y aunque estos temas resuenan a nivel nacional, su expresión concreta tiene un carácter profundamente local. No basta con importar soluciones: necesitamos generar conocimiento desde y para nuestros territorios.

En este contexto, la reciente articulación entre sectores públicos, privados y académicos en torno al programa FIUT (Financiamiento I+D+i Universitario Territorial), impulsado por el Ministerio de Ciencia, representa una señal clara de que la Región quiere y puede avanzar hacia un ecosistema de investigación con pertinencia territorial.

La pregunta es: ¿qué tipo de investigación queremos? La respuesta debe tener como base la colaboración. Atraer talento también implica construir entornos propicios para que el conocimiento se quede, se potencie y se transforme en acción.

Necesitamos que las y los investigadores vean en nuestra región un espacio fértil para crecer, explorar e incidir. Y para ello, es clave fortalecer capacidades locales, fomentar el postgrado, apoyar el emprendimiento científico y formar nuevas generaciones con mirada global.

La academia, en su rol social, tiene el deber de abrir sus puertas, escuchar y vincularse genuinamente con las necesidades del entorno. No desde la teoría aislada, sino desde la empatía con el territorio, la comprensión de sus dolores y la confianza en su potencial.

Estamos dando pasos decididos hacia una estrategia de desarrollo que reconozca al conocimiento como motor de cambio. Que esta ruta no sea solo una hoja de planificación, sino una apuesta colectiva por un futuro donde la ciencia, la innovación y la identidad regional vayan de la mano.