Chile y su deuda externa: ¿un punto de no retorno?

En 2024, la deuda externa de Chile alcanzó un máximo histórico, una cifra que encendió las alarmas entre economistas, políticos y la ciudadanía en general. Este hito no es solo un número en un informe financiero; representa un desafío estructural que podría comprometer el crecimiento económico y la estabilidad del país en los próximos años.

Históricamente, Chile se ha caracterizado por una gestión fiscal relativamente responsable en comparación con otros países de la región. Sin embargo, los ajustes en la economía postpandemia, el incremento del gasto público y un débil crecimiento del PIB han llevado a un aumento sostenido del endeudamiento externo. La pregunta que surge es: ¿hasta qué punto es sostenible esta trayectoria?

El endeudamiento per se no es necesariamente negativo si se traduce en inversiones productivas que impulsen el desarrollo. No obstante, cuando el endeudamiento se utiliza para cubrir gasto sin generar crecimiento, el panorama se torna preocupante. En el caso de Chile, el incremento de la deuda no ha estado acompañado por una expansión proporcional en la inversión pública ni en la productividad. Esto sugiere que el país está caminando por una senda riesgosa.

Uno de los principales problemas de una alta deuda externa es la vulnerabilidad ante las fluctuaciones del mercado internacional. Un alza en las tasas de interés o una devaluación del peso chileno podrían encarecer significativamente el servicio de la deuda, limitando la capacidad del gobierno para financiar programas sociales y de infraestructura. Además, una alta exposición a deuda en moneda extranjera reduce la soberanía económica del país y lo somete a la volatilidad global.

Entonces, ¿qué camino debería tomar Chile? En primer lugar, es imprescindible retomar la responsabilidad fiscal con un enfoque a largo plazo. Esto implica un equilibrio entre el gasto público y la recaudación tributaria, así como la promoción de políticas que estimulen el crecimiento económico sin depender excesivamente de la deuda. Reformas estructurales en el mercado laboral, en la educación y en la inversión en tecnología podrían ser claves para aumentar la productividad y generar ingresos sostenibles.

Chile se encuentra en una encrucijada. La deuda externa en niveles récord no es solo un problema financiero, sino una señal de que es momento de tomar decisiones difíciles pero necesarias. La clave está en recuperar la confianza de los mercados y la ciudadanía a través de una política económica responsable y visionaria. De lo contrario, podríamos estar acercándonos a un punto de no retorno.

* Publicado originalmente en Diario Estrategia el jueves 13 de marzo de 2025.