Santo Tomás La Serena

Diseño Gráfico acogió charla sobre propiedad intelectual

La actividad, dirigida a estudiantes y creadores de la zona, fue parte del programa “Productos con diseño de autor”, financiada por CORFO.

¿Es lo mismo una marca y una patente? ¿Por cuánto tiempo puedo ser dueño de mi marca? Interrogantes como éstas fueron resueltas durante la charla “Propiedad intelectual”, realizada en Santo Tomás La Serena en el contexto del programa “Productos con diseño de autor”.

Esta iniciativa es apoyada por el Área de Diseño del Instituto Profesional y Universidad Santo Tomás de La Serena, mediante su infraestructura, equipamiento, experiencia y recursos; y es ejecutada por Proyecta Consultores, administrada por Asoex y financiada por CORFO.

“La caducidad de una patente tiene que ver con el contrato social que implica la propiedad intelectual, porque al cabo de ese tiempo otras personas pueden producir lo anteriormente patentado en el territorio donde se inscribió».

El programa está asesorando en materias como diseño, innovación y asociatividad a sesenta microempresarios de la provincia de Elqui, a fin de que agreguen valor a sus productos y servicios mediante el fortalecimiento de sus capacidades creativas, la identidad local y vínculos externos.

Charla

Fue así como los beneficiarios, entre ellos algunos orfebres, diseñadores de vestuario, decoradores, mueblistas y artesanos, además de estudiantes de Diseño Gráfico de Santo Tomás La Serena, fueron parte de esta actividad sobre propiedad intelectual, que estuvo a cargo de la experta María José García.

La profesional, entre otros tópicos, aclaró que las marcas se registran, y lo que se patenta son objetos específicos del producto, y que duran 20 años, sin renovación; a diferencia de las marcas que se renuevan cada 10 años.

“La caducidad de una patente tiene que ver con el contrato social que implica la propiedad intelectual, porque al cabo de ese tiempo otras personas pueden producir lo anteriormente patentado en el territorio donde se inscribió. Si no, históricamente, no se habría sabido cómo se fabricaba una ampolleta, la aspirina o los motores”, aclaró.