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Papás y niños comiendo sano: “guatita llena, corazón contento”
¿Cómo pueden hacer los padres para cuidar la alimentación de sus hijos sin llevarse un dolor de cabeza? Todo es posible con paciencia y estrategia, y por sobre todo, enseñando con el ejemplo y haciendo del comer sano una rutina entretenida.
El verano, la playa, la piscina y el descanso quedó atrás. “Se apareció marzo” y la rutina “ya es pan de cada día” para chicos y grandes, y junto con volver a regular los horarios para dormir y despertar, muchos padres deben asumir el “reencantamiento” de sus hijos e hijas para que vuelvan a alimentarse de forma óptima con miras a un buen rendimiento escolar, y por sobre todo, para que su crecimiento y desarrollo continúen de la mejor forma.
¿Es muy difícil la tarea? ¿Cómo pueden hacer los padres para cuidar la alimentación de sus hijos sin convertir esta empresa en un dolor de cabeza? Todo es posible con paciencia, estrategia, orden y acudiendo a la voz de los expertos, como es el caso de la Nutricionista Fernanda Fuenzalida Espinoza, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás de La Serena.
Cautivar al paladar en medio de las “tentaciones”
Conseguir una inclinación hacia la alimentación sana puede resultar particularmente duro en los tiempos actuales, donde el sabor y el atractivo de la “comida más rica” es avasallante. Sin embargo, como advierte la profesional de la UST, la mayoría de los alimentos que se ofertan hoy en día son ultra-procesados, con químicos y preservantes, “por lo que resulta fundamental generar conciencia al respecto y sobre la importancia de cocinar en casa, donde los padres ofrezcan a los niños una variedad de preparaciones saludables en las que combinen distintos ingredientes, consistencias y sabores de forma tal que cautiven el paladar de los más pequeños de la casa”.
La presentación de los platos también cumple un rol fundamental, añade la experta; por ejemplo, “al presentar un plato con diferentes verduras se puede generar un potente atractivo en el niño, puesto que los colores de cada una pueden captar su atención y favorecer su consumo”.
Asimismo, otra buena alternativa es hacer participe a los niños de preparaciones sencillas que les permita conocer los alimentos, texturas, colores y sabores, y de esta forma, añade la nutricionista, “hacerse responsables de la elaboración de sus propios platos, situación que le da un valor agregado y que fomenta la autonomía, la motricidad y el desarrollo de buenos hábitos en torno a la alimentación”.
Organizar el día y la semana desde el desayuno
Como se citó a un comienzo, el relajo de las vacaciones hace que los padres generen ciertos “desarreglos” con respecto a la alimentación habitual, donde los horarios de levantarse, dormir y los tiempos de comida cambian. Sin embargo, la tarea de los nutricionistas comenta Fernanda, implica fomentar la alimentación saludable como un hábito que no se debería modificar considerablemente en la época estival o de descanso.
De esta forma, el comienzo del año escolar trae para los padres el desafío de generar horarios de alimentación, teniendo en cuenta que la alimentación más adecuada para los infantes consiste en cuatro comidas principales: desayuno, almuerzo, once y cena, explica la profesional, reiterando que los tiempos de comida debiesen permanecer constantes, aún en época estival.
«(…) el desayuno es un tiempo de comida fundamental, puesto que aporta la energía para comenzar el día, favorece el rendimiento académico, y también, se ha demostrado que un buen desayuno contribuye a disminuir la obesidad en los niños (…)». Fernanda Fuenzalida, académica Escuela Nutrición y Dietética, UST La Serena.
“Dichos horarios tienen que ir en relación con diversos factores: el horario de ingreso y salida de los estudiantes en cada establecimiento, si estos últimos proveen o no de alimentación a los niños, y si estos tiempos coinciden con la organización familiar, que es un tema no menor al momento de fomentar hábitos saludables compartidos en un grupo familiar”, subraya.
Una vez que se consigue la organización diaria de la alimentación de los niños, resulta importante planificar y generar algún tipo de menú semanal que incorpore las colaciones escolares, “y que en su conjunto logren cubrir las necesidades energéticas y nutricionales de cada uno. Para lograr esto hay que contemplar un variado grupo de alimentos como: legumbres, cereales, proteínas, lácteos, frutas y verduras para potenciar el adecuado crecimiento de los niños”, indica la experta.
En este contexto, el desayuno es un tiempo de comida fundamental, puesto que aporta la energía para comenzar el día, favorece el rendimiento académico “y también se ha demostrado que un buen desayuno contribuye a disminuir la obesidad en los niños”, afirma, agregando al mismo tiempo que debe estar compuesto preferentemente “de un lácteo, un cereal, que puede ser pan, cereal sin azúcar, avena, y una fruta, dada la gran cantidad de vitaminas y minerales, además de otros nutrientes, indispensables para la etapa cognitiva y fisiológica de los menores”.
Por ejemplo, señala la docente, “la leche descremada, pan con palta y una fruta a elección es una buena alternativa de desayuno, sin embargo, es importante mencionar que la porción de cada alimento depende de la edad del niño y sus requerimientos nutricionales. En suma, la importancia de la planificación en base a la realidad de cada familia y de los gustos y preferencias de los niños, hará que el desayuno y los otros tiempos de comida logren ser variados y permitan satisfacer las necesidades de cada uno”, añade.
Armar la colación
Pasó el desayuno, el niño o niña está en el colegio y llegó la hora del recreo: ¡hora de sacar y comer la colación! Pero, ¿qué alimentos se deben considerar? Según destaca la Dra. Fuenzalida, se debe promover el consumo de colaciones saludables, es decir, con un bajo contenido calórico y un alto aporte de nutrientes y sustancias protectoras para la salud, evitando por ello alimentos con un alto contenido de calorías y nutrientes que pueden ser dañinos como sodio, azúcares y grasas saturadas.
“Se deben preferir, siempre, alimentos naturales como frutas, frutos secos, huevos, bastones de verduras, sándwich de verduras (con tomate, jamón, queso fresco o lechuga), cereales sin azúcar, yogurt, jugo bajo en azúcar o leche descremada, los cuales deben ser consumidos en las porciones adecuadas durante la jornada escolar”, recalca.
Esto último resulta importantísimo, añade la profesional, pues la colación sólo es un complemento a la alimentación normal, y por tanto, se deben elegir una de las alternativas anteriores o una mezcla en porciones más pequeñas, la cual deberá ser consumida en un tiempo libre determinado (un recreo) y no en proporción al número de tiempos libres; “es decir, no por tener dos o tres recreos debo enviar dos o tres colaciones para mis hijos”, subraya
¿Los niños se pueden aburrir de este tipo de colaciones? Toda rutina aburre, indica la nutricionista, y por ello hace hincapié en la importancia de la organización al momento de buscar alternativas saludables: “generar una minuta semanal con colaciones permitirá que estas sean variadas y así se evitará el abuso de un solo alimento o alternativa de alimentación.
Alimentación en general y el rol paterno
Ya sabemos cómo armar el desayuno y la colación. ¿Y el resto de comidas y horarios? A juicio de la experta, se debe fomentar la alimentación que contenga proteínas, tales como el vacuno bajo en grasas, pollo, pescado y pavo, alimentos que favorecen el crecimiento y musculatura en los niños, “para así proporcionales la energía que necesitan para que se desenvuelvan en sus actividades diarias y obtengan un buen rendimiento. De igual forma, los cereales como arroz, fideos, pan, legumbres; además de frutas y verduras, son importantes también por las vitaminas y minerales que entregan”.
A su vez, subraya, resulta imprescindible el consumo de agua, pues la hidratación mantiene las funciones regulares del organismo “y resulta ser un buen aliado de los niños, sobre todo por la alta actividad física que realizan en esta etapa, y en este contexto, debe ser la principal alternativa de hidratación, por sobre otras bebidas o jugos comerciales”.
Sin embargo, toda esta planificación ideal será inútil sin un real involucramiento de los padres, “pilar fundamental para la formación de hábitos alimenticios en los niños, quienes constantemente observan e imitan lo que los adultos hacen”, resalta la docente, y en este contexto, sostiene que “si uno come sano o tiene un estilo de vida saludable en el hogar, lo más probable es que el niño también procure alimentarse sanamente en el futuro”.
Asimismo, sostiene la profesional, es relevante que padres y madres se preocupen de brindar una alimentación variada y equilibrada, que se establezcan horarios de alimentación, que se genere una rutina, y por sobre todo, “que los tiempos de alimentación sean potenciados como un momento positivo, generando una relación sana con la comida”.
“Afortunadamente hoy muchos establecimientos educacionales cuentan con kioscos saludables y se rigen bajo la Ley 20.606, hecho que ha limitado mucho el acceso dentro de los colegios a alimentos poco saludables. Sin embargo, siempre hay que destacar que independiente de las estrategias gubernamentales en apoyo al estado nutricional de los niños, son los padres los primeros que deben ser partícipes de la alimentación de sus hijos”, enfatiza finalmente la nutricionista.