Nuevamente, estudiantes de Santo Tomás Rancagua se sumaron a los voluntarios que todas las noches recorren la ciudad para entregar algo de comer y una palabra de aliento a quienes duermen a la intemperie.

Ya empezó a hacer frío, sobre todo por las noches. Es por eso que un grupo de estudiantes de Santo Tomás quiso dejar las comodidades de su casa e ir en ayuda de quienes pasan ese frío en las calles.

Los miércoles del mes de abril se sumaron al recorrido que realiza el Hogar de Cristo, entregando sándwiches, sopa y café a quienes duermen en la calle. También entregan ropa y frazadas, en muchos casos para reemplazar lo que ellos tienen que ya está roto o húmedo.

Tal fue el caso de un hombre que necesitaba calcetines. Carmen Gloria Cisterna, estudiante de Técnico en Trabajo Social, se acercó a él y le puso calcetas secas: “Para mí, sentir olor a vino o eso no me da ninguna cosa, me sorprende más que estén tirados en el piso”, señaló la alumna.

“Uno es bendecida, tengo un techo, una cama como la gente. El caballero tenía la cama mojada. Uno se pone a pensar qué los lleva a vivir así”, reflexiona Carmen Gloria, que por primera vez asistía a esta actividad y planea seguir trabajando con el Hogar de Cristo.