La práctica deportiva no debe distinguir género, raza ni origen y permitir también que personas en distintas situaciones de discapacidad puedan desarrollar destrezas y habilidades.

El ejercicio físico está presente en la vida de las personas desde los inicios de la humanidad, transformándose hoy en una actividad profesional, que en muchas de las disciplinas mueve cientos de personas y millones de dólares.
Son muchos quienes disfrutan el deporte como aficionados, especialmente gracias a los medios de comunicación y también quienes lo practican como actividad cotidiana para mejorar el estilo de vida.
Hoy, la práctica deportiva es también inclusiva, y como Derecho Humano, debe tender a no marcar diferencias de género, de raza ni origen. Así también debe permitir la participación de las personas en situación de discapacidad y para ello hay políticas y organismos que velan porque se les incluya en la práctica deportiva.

Y es que el deporte brinda el espacio propicio para el crecimiento personal y también para el desarrollo de vínculos, que benefician a cada individuo y la comunidad. Así lo han entendido quienes han hecho crecer la práctica inclusiva, en distintas disciplinas.

Los expertos señalan que la gran mayoría de los deportes convencionales pueden ser practicados por personas en situación de discapacidad. Dependiendo del tipo, se precisarán unas adaptaciones u otras.

Distintas disciplinas

Hay deportes conocidos como el básquetbol o fútbol adaptado. Otros no son tan comunes, como el rugby o la halterofilia, no obstante, son muy positivos para mejorar la calidad de vida del usuario y optimizar su fondo y tono muscular, por ejemplo.
Existe también el fútbol para ciegos, en silla de ruedas y para personas con discapacidad intelectual. En los deportes acuáticos se cuenta el remo adaptado, deporte que aunque se practica desde hace muchos años, fue más conocido al participar esta modalidad de deporte por primera vez en los Juegos Paralímpicos de Pekín del año 2008.
En deportes no tradicionales, hay experiencias de larga data como el tiro con arco, que se inició en los Juegos Internacionales en Silla de Ruedas de 1948, teniendo una especial mención cuando en los Juegos de Barcelona se prendió la antorcha olímpica con una flecha lanzada por un deportista español de esta modalidad.

Goalball

El goalball es el único deporte paralímpico creado para ciegos y personas con baja visión, en el que dos equipos de tres jugadores cada uno, intentan anotar en la portería contraria a través del lanzamiento del balón con la mano y con la pelota a ras de suelo.
Para igualar la visibilidad de los participantes, ya que considera personas con baja visión, se emplean antifaces y un balón con cascabeles, utilizando así el sentido del oído.
Este deporte adaptado fue presentado recientemente en la Universidad Santo Tomás sede Concepción, en una jornada que organizó la carrera de Terapia Ocupacional y en centro Renacer de San Pedro de la Paz.
Jorge Castillo, director de la Escuela de Terapia Ocupacional de la UST, señaló que esta actividad estuvo orientada a “sensibilizar a toda la comunidad mostrando las habilidades de jóvenes que presentan algún grado de discapacidad, de manera de entender la diversidad como una ventaja”.

El académico explicó que es importante mirar la práctica deportiva como una oportunidad para quienes tienen discapacidad, que les permite participar socialmente, desarrollar destrezas o habilidades que favorezcan su independencia y autonomía personal.

El terapeuta ocupacional enfatizó en que es necesario difundir actividades de deporte inclusivo, que permitan favorecer la empatía en torno a las personas que presentan dificultades y derribar ciertos mitos y estereotipos relacionados con la discapacidad a través del deporte.