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Académicos presentan Libro “Temas Clave en Investigación de Mercados”“Un estudiante puede subir entre uno y dos kilos por año durante su vida universitaria”
Así lo explica Claudia Encina, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad Santo Tomás Viña del Mar. La causa está asociada al alto consumo de comida rápida y a la disminución de la actividad física.
El inicio de los estudios superiores marca un periodo de cambios profundos en la vida de cualquier persona, cambios que se ven reflejados también en su alimentación y, por ende, en su peso. Tanto así que un alumno puede llegar a subir entre uno y dos kilos por año durante toda su vida universitaria. Una cifra alarmante que se explica por el alto consumo de comida rápida y la disminución de la actividad física, entre otros factores.
Claudia Encina, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad Santo Tomás Viña del Mar, señala que el dato suena llamativo, pero que ha sido corroborado por diversas investigaciones internacionales y nacionales. De hecho, la Escuela que ella encabeza realizó un estudio con alumnos de primer y tercer año de la misma universidad, cuyos resultados están en próximos a ser publicados y donde se ratifica esta tendencia al sobrepeso y al aumento del IMC (Índice de Masa Corporal) a medida que transcurre la vida académica.
Sobrepeso en la vida universitaria
“Verificamos que a primer año llegan muchos alumnos con un estado nutricional normal, pero esa normalidad disminuye al tercer año, donde aumentan los estudiantes con sobrepeso y obesidad. En promedio, comienzan con un peso de 64 kilos y al tercer año ya están en 67,8, es decir, pueden subir entre uno y dos kilos por año durante su permanencia universitaria”, explica la académica, añadiendo que esto afecta por igual a hombres y mujeres y que no hay mayores diferencias entre el perfil de la carrera que cursen los jóvenes.
Un factor importante en esta alza es el cambio en los hábitos de alimentación. “Como muchos ya no están en casa, pierden el rito del almuerzo familiar donde generalmente la mamá se preocupaba por brindar una alimentación sana. Y además los horarios se vuelven complicados, las becas les permiten comprar cualquier cosa y los casinos universitarios tampoco ofrecen una minuta saludable, todo eso juega en contra”, agrega.
La académica de Santo Tomás Viña del Mar señala que “los universitarios tratan que su alimentación sea ‘llenadora’, ese es el concepto que manejan, porque pasan más horas con una sensación de saciedad y creen que un alimento sano les va a provocar hambre. Por eso optan por grasas saturadas, azúcares simples, sodio, etcétera”.
La suma de alcohol y tabaco
Pero la mala alimentación es solo uno de los factores que incide en esta alza de peso, ya que el consumo de alcohol y tabaco también afecta. “El consumo de tabaco es bastante fuerte, casi se duplica durante la vida universitaria y lo mismo pasa con el alcohol. Si a eso se agrega la poca actividad física, tenemos una suma de elementos que predisponen a sufrir enfermedades cardiovasculares a temprana edad. Estamos hablando de chicos menores de 25 años”, sostiene Claudia Encina.
Un último dato llamativo es que los estudiantes saben que su alimentación no es saludable, pero no hacen mucho por modificarla: “lo tienen súper claro, también saben cuáles son los alimentos saludables y saben que el exceso de alcohol no es bueno. El problema –en mi opinión- es que no tienen interiorizado que eso les puede provocar un daño, no asumen que puede haber un efecto negativo. En general, la gente en Chile no toma mucha conciencia hasta que recibe una advertencia seria y el peligro de una enfermedad cardiovascular es inminente”.