Académico Geología UST Viña del Mar

Roberto Richardson: “Para enfrentar los aluviones se deben hacer estudios integrales que en Chile no se hacen”

El docente fue distinguido por sus resultados académicos en el Doctorado en Geografía que cursó en Argentina, donde desarrolló la tesis “Riesgo hídrico en la cuenca del río Lluta”.

En Chile no se hacen estudios integrales que permitan enfrentar de manera efectiva los aluviones. Esa es la conclusión a la que llegó Roberto Richardson, académico de la Escuela de Geología de Santo Tomás Viña del Mar, al desarrollar su tesis “Riesgo hídrico en la cuenca del río Lluta”, con la que finalizó su doctorado en Geografía en la Universidad Nacional de Cuyo. Un proceso que duró cuatro años y que terminó con resultados inesperados para él, ya que fue premiado por dicho centro de estudios por su sobresaliente tesis doctoral.

“Yo terminé de estudiar el 2014, pero ahora tuve que viajar de nuevo a Argentina porque me dieron el reconocimiento a la excelencia académica. Hace poco me avisaron que había sido seleccionado como el mejor de la Universidad Nacional de Cuyo por mis resultados académicos y claro que me sorprendió porque uno no va a competir, va a sacar su doctorado y con eso es suficiente. Fue un plus que no estaba en ningún cálculo, pero que para mí tiene el valor de un premio internacional”, dice el profesor de Teledetección Espacial y Fotointerpretación Geológica.

¿Cómo escogió el tema de su tesis? Richardson cuenta que siempre le había interesado el manejo de las cuencas, “pero nunca le hinqué el diente. Ahora, me gustó el área porque siempre vi que en Chile tenemos una muy mala política en el sentido de hacer estudios en la zona para mitigar los procesos aluvionales. Me explico: en Chile estudiamos todo lo que ocurre con la cuenca principal, cuánto va a llover, cuánto va a escurrir, cuántos detritos se va a llevar el agua, cuánto va a aumentar el caudal, etcétera, pero eso es solo la base. Esos estudios no indican lo que pasa en la cuenca integrada, donde hay quebradas, subcuencas, microcuencas, o pequeñas cuencas que también  van a aportar material. Acá  se consideran solo los cauces principales, no los laterales”.

“El año 2001 en el río Lluta se perdieron ocho puentes, cada uno con un valor de millones de dólares, y eso se debe a que no hay manejo en la parte alta, donde se genera el fenómeno. En la cuenca inferior hay protección, pero en la parte alta no hay ninguna medida para disipar la energía o ralentizar el proceso. Sabemos que todo igual va a llegar abajo, al curso principal, pero la idea es que no llegue al mismo tiempo,  como una muralla, sino de forma parcializada”, añade Richardson, acusando que “para eso debes hacer estudios integrales que en Chile no se hacen porque tiene costos. Entonces cada vez que un aluvión se lleva un puente, se pone uno mecano y se prometen reparaciones, pero a largo plazo no hay una solución integrada”.

El académico de Santo Tomás Viña del Mar indica que esta mala política está condicionada por tres factores: “Uno es el económico, porque los estudios integrados tienen un costo muy alto, al igual que las herramientas para intervenir y mitigar. Pero si pensamos que el 2001 se perdieron ocho puentes y toda esa inversión se fue a la chuña, eso también se debería considerar. Y eso está relacionado con el segundo factor, la voluntad política para hacer esos estudios, tomando en cuenta que son inversiones a largo plazo, millonarias, pero que van a significar no gastar dinero en reponer puentes y reparar daños. Y el último factor es el social, donde se debe integrar a la gente ofreciendo trabajos para la mantención de todas las intervenciones de las cuencas, por ejemplo. Pero acá nunca se considera a la gente, la dejamos que instale su casa en cualquier parte y después nos damos cuenta que son zonas de peligro, pero no corregimos porque pensamos que los desastres no se van a volver a repetir”.