Académicos de Santo Tomás Viña del Mar presentaron investigación en Congreso Chileno de Psicología

Hugo Plaza y Cristóbal Guerra estudiaron los efectos sufridos por adolescentes tras el mega incendio que afectó a Valparaíso el año pasado.

Hugo Plaza y Cristóbal Guerra, académicos de la Escuela de Psicología de Santo Tomás Viña del Mar, presentaron en el 10° Congreso Chileno de Psicología realizado en Talca una investigación sobre los efectos sufridos por adolescentes en el mega incendio ocurrido en Valparaíso durante abril del año pasado. La ponencia se denominó “Síntomas de estrés postraumático en adolescentes expuestos a mega incendio de Valparaíso. Asociación con autoeficacia, magnitud percibida, miedo y soporte inmediato”.

“Nuestro objetivo era ver cómo mediaban distintas variables para aumentar o disminuir la sintomatología postraumática. Estos factores eran el nivel de exposición, el miedo durante el evento, el soporte social y la autoeficacia. Nuestra hipótesis era que los tres primeros iban a estar condicionados por la autoeficacia, pero no fue así”, señala Hugo Plaza.

Antes de referirse a los resultados, el docente explica que el concepto de autoeficacia “tiene que ver con el grado en que uno cree que sus respuestas son efectivas para resolver una situación, de tal manera que a mayor autoeficacia tengo un mejor afrontamiento del problema”.

“En el caso de la investigación, notamos que mientras los niños sienten que hicieron las cosas bien, tienden a tener menos sintomatología postraumática. Y aquellos niños que sienten que hicieron cosas inadecuadas o que no saben cómo enfrentar una situación como ésta, se vieron más sobrepasados y generaron mayores niveles de estrés postraumático”, explica.

Resultados de la investigación

De acuerdo a los resultados de la investigación, realizada dos meses después del incendio aplicando un cuestionario a 249 adolescentes, se pudo concluir que no todos los factores estaban condicionados por la autoeficacia, que “actuaba como mediador respecto del apoyo social inmediato, pero no incidió en niños con mayor edad, que sintieron más miedo o que estuvieron más expuestos. Ellos presentaron síntomas del Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT) de forma directa”.

En el caso del incendio, el psicólogo comenta que:

“en la medida que las personas que tenían a su alrededor respondían adecuadamente, aumentaba el sentimiento de autoeficacia y disminuía el nivel de estrés de los adolescentes. Por el contrario, si la gente gritaba, lloraba o se desesperaba, eso disminuía el sentimiento de autoeficacia y a la larga provocaba más sintomatología”.

Los resultados de esta investigación ratifican la importancia de implementar estrategias de educación en desastres no solo para disminuir la cantidad de heridos o víctimas fatales, sino también porque cumplen un rol protector para efectos posteriores en la salud mental. “Si adoptas conductas más eficientes, eso ayuda a sentir que estás controlando la situación y quedas menos traumatizado”, señala Plaza.

“Sí, se hacen campañas y la gente se comporta mejor, ya sabe qué hacer. Por ejemplo, en las primeras alertas de tsunami en Valparaíso la gente reaccionaba mal, se asustaba, corría, pero ahora ya sabe que debe evacuar hacia los cerros y que tiene un margen de tiempo para hacerlo. Las respuestas son menos desbordadas”, sostiene.

¿Cómo puede actuar la Psicología en este proceso? Plaza responde que “en el trabajo comunitario es la Psicología Social la que puede posicionarse en todas estas estrategias de prevención, permeando el tejido social de manera constante y permanente. Hay que estar ahí, en la relación con las organizaciones ligadas al territorio”.