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Santo Tomás Temuco le dió la bienvenida a los nuevos estudiantes de CFT e IPEstudiantes de Enfermería culminaron pasantía de un mes y medio en Bolivia
Todos los días trabajaron la mitad del día en un hogar de niños y la otra en un hospital de segundo nivel en Cotoca.
Edgardo Álvarez y Fernando Mahue son los estudiantes de quinto año de Enfermería de la Universidad Santo Tomás de Temuco, que viajaron a Bolivia gracias al programa de intercambio de prácticas profesionales de la Asociación Internacional para el Intercambio de Estudiantes para Experiencia Técnica (IAESTE) Chile. La pasantía consistió en vivir durante un mes y medio en la ciudad de Cotoca en el altiplánico asistiendo a niños con distintas patologías.
Los jóvenes postularon a través del área de relaciones exteriores de Temuco UniverCiudad al programa IAESTE Chile para hacer este intercambio en Bolivia.
Experiencia en el hogar de niños
Fueron seis semanas donde los estudiantes distribuyeron su día en dos para colaborar en la Asociación de la Divina Providencia Hogar Teresa de los Andes y también en el Hospital Municipal Virgen de Cotoca.
La jornada de los jóvenes comenzaba a las 7 de la mañana y se extendía hasta las 12 del día en el hogar donde residen 108 niños con patologías principalmente neurológicas, como epilepsia, secuelas de meningitis y parálisis cerebral espástica.
Los jóvenes realizaron a los niños -en la mayoría en situación de abandono- curaciones, baños, asistencias, instalación de vías y todos los cuidados que requerían.
Además, dentro del hogar hay un hospital donde hay pequeños hospitalizados, al respecto Edgardo señaló que “de repente llegan más niños de otros pabellones que se enferman, entonces los trasladan a ese hospital. Íbamos rotando en los pabellones cuando teníamos algún procedimiento o curación, pero generalmente estábamos en el hospital”.
Los jóvenes estuvieron a cargo del médico pediatra del hospital, quién los guiaba y apoyaba en los procedimientos.
Hospital Municipal de Cotoca
También tuvieron la posibilidad asistir como voluntarios al Hospital Municipal Virgen de Cotoca, desde las 13 hasta las 19 horas, donde Edgardo trabajó en el área de pediatría, ginecología y medicina interna y por su parte, Fernando en medicina interna y en urgencias.
Al respecto, Mahue indicó que “el hogar tiene convenio con el hospital de Cotoca y el director de este nos recibió para trabajar durante la tarde como voluntarios. La verdad es que ahí éramos uno más del equipo profesional de salud”.
En relación al trabajo con los profesionales bolivianos, Edgardo comentó que “el hogar tiene un equipo multidisciplinario bastante completo, había fisioterapeutas, médicos, pediatras, enfermeras, auxiliares de enfermería y nutricionista, ya que muchos niños tienen trastornos de alimentación, de deglución, entonces trabajamos todos en equipo”.
Trabajar en Bolivia, sin duda les abrió las puertas para conocer la realidad de los profesionales del área de salud en este país y las diferencias con el nuestro. A lo anterior Álvarez indicó que “en cuanto a la formación profesional de los enfermeros, es la misma. La diferencia recae en las funciones, ya que en Bolivia son muy limitadas en comparación con Chile”.
Además, añadió que “A pesar de que la gente siempre reclama acá en Chile, tenemos estándares de calidad y atención que son bastante elevados en relación a otros países latinoamericanos. Cuando uno tiene la oportunidad de contrastar las realidades, aprende a valorar más el sistema de salud nacional, no estamos tan mal como pensamos”.
Según relatan los estudiantes, en el hogar muchos pasantes abandonaban la práctica debido a lo impactante que era ver a los niños muy enfermos era muy desgastante emocionalmente. Sin embargo, Edgardo comentó que “en una de nuestras prácticas curriculares nos tocó trabajar en CONIN y el tipo de pacientes era muy similar en relación a los usuarios del hogar Teresa de los Andes, sentí que eso nos preparó mucho para la pasantía de Bolivia”.
En relación a las capacidades y habilidades que fueron esenciales para desarrollar la pasantía allá, Fernando comentó que “la formación valórica que nos ha entregado Santo Tomás es una de las mejores herramientas que nos permitió trabajar como voluntarios allá. El hecho de humanizar los cuidados -que hoy en día es algo que debería ser básico, pero que no todos lo hacen- es lo que nos dio un plus para rendir bien y dejar una buena impresión como universidad, ciudad y país”.
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