La educación sexual es tarea intersectorial
De acuerdo al último boletín del Instituto de Salud Pública, los casos confirmados del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) experimentaron un alza del 45% entre 2010 y 2015. La mayor prevalencia se encuentra en el grupo entre 20 y 29 años, aunque el grupo entre 13 y 20 años experimentó un alza de 3 puntos en la tasa de contagio (de 6,8 a 9,8). Esta cifra no sólo es alarmante, sino que además es contradictoria con el comportamiento de la epidemia a nivel mundial, puesto que según ONU-SIDA, ésta ha experimentado un descenso de un 38% a partir del 2001 y se espera que esté erradicada el 2030.
En este contexto, cabe preguntarse qué ocurre que, por primera vez, a pesar de nuestra tradición salubrista, no sólo no estamos logrando contrarrestar este problema, sino que, corremos con clara desventaja respecto a otros países. A mi modo de ver, esto sucede porque nos hemos olvidado de la alianza entre el sistema educativo y el de salud. Por este motivo, es fundamental fortalecer la educación sexual en el actual currículo docente, puesto que todo indica que cuando los adolescentes son objeto de estas intervenciones, son más proclives a utilizar preservativos en sus primeras relaciones sexuales.
Por último, aunque hay certeza de que el uso de preservativo disminuye el contagio de infecciones de transmisión sexual, según la última encuesta del INJUV, sólo el 49% de los jóvenes declaró haberlo usado en su última de relación sexual, por lo tanto, además de educar respecto a su uso, se hace urgente generar estrategias para que el acceso a éstos sea más expedito.