Cien años del Trabajo Social en Chile

Este año conmemoramos los 100 años del Trabajo Social en Chile, una disciplina que ha acompañado los procesos sociales más significativos de nuestro país, desde los movimientos por la vivienda digna, la salud comunitaria y la defensa de derechos, hasta las actuales políticas orientadas a fortalecer la cohesión social y la participación ciudadana.

Hablar de Trabajo Social es hablar de compromiso con las personas y con sus territorios; es reconocer que la construcción de una sociedad más justa y solidaria requiere profesionales capaces de escuchar, comprender y actuar.

En regiones como Tarapacá, donde conviven realidades diversas marcadas por la interculturalidad, la migración, el desarrollo económico y también la desigualdad, el rol del trabajador y la trabajadora social se vuelve aún más relevante.

El aporte del Trabajo Social no se limita a la gestión de programas o beneficios. Su verdadero valor está en la capacidad de mirar la realidad con una perspectiva humana y crítica, promoviendo vínculos, fortaleciendo redes y generando oportunidades para que las personas sean protagonistas de su propio desarrollo. Es una labor que requiere sensibilidad, formación rigurosa y, sobre todo, un compromiso ético profundo con el bienestar colectivo.

Desde el mundo de la educación superior, nos corresponde continuar formando técnicos y profesionales que no solo comprendan las transformaciones sociales actuales, sino que también sean capaces de liderarlas. Ese desafío implica dialogar con los territorios, vincularse con la comunidad y promover espacios de reflexión.

A cien años de su nacimiento, el Trabajo Social sigue siendo imprescindible. Su legado es claro: el desarrollo de una sociedad más inclusiva no se construye solo con políticas, sino con personas comprometidas, cercanas y capaces de acompañar procesos reales de cambio. Y ese trabajo continúa, todos los días, en cada barrio, en cada institución y en cada historia que merece ser escuchada.