Diversidad en el aula: La importancia de profesionales capacitados para lograr la inclusión

La inclusión es fundamental en la educación y en la sociedad en general, ya que garantiza que todas las personas, independientemente de sus capacidades, origen, género u otras características, tengan la oportunidad de participar y desarrollarse plenamente en la vida. No se trata solo de beneficiar a quienes presentan necesidades educativas especiales (NEE) o a grupos históricamente marginados, sino de enriquecer a toda la comunidad, generando igualdad de oportunidades y eliminando barreras para que cada persona pueda desenvolverse con autonomía y confianza. La inclusión promueve entornos más justos, empáticos y productivos, donde cada individuo se sienta valorado y respetado.

En términos simples, la inclusión significa hacer que todos se sientan bienvenidos y considerados, reconociendo sus habilidades y características, y generando oportunidades para participar activamente en la escuela, el trabajo y la comunidad.

Sin embargo, hoy los entornos educativos enfrentan desafíos significativos: los diseños universales de aprendizaje aún no se aplican de manera consistente, y factores como el acceso a los espacios, la planificación de clases, la diversidad de estrategias metodológicas y la disponibilidad de profesionales capacitados son limitados. Muchas instituciones declaran ser inclusivas, pero no siempre cuentan con los recursos ni con el personal necesario para garantizar un aprendizaje significativo y equitativo para todas y todos.

En este contexto, la figura del Técnico en Educación Especial en Chile es esencial. Estos profesionales desempeñan un rol clave en la promoción de una educación inclusiva, equitativa y de calidad, especialmente en aulas con estudiantes diversos. He observado que jardines infantiles y salas cuna reciben apoyo de especialistas en inclusión de manera esporádica, y que en algunos establecimientos se contrata personal con conocimientos limitados sobre atención a la diversidad, lo que dificulta abordar adecuadamente las necesidades de los niños y niñas. No podemos esperar que un docente gestione todas las necesidades por sí solo o que un profesor de educación especial, que solo ingresa algunas horas a la semana, pueda cubrir el apoyo necesario para las y los estudiantes.

Por ello, es fundamental que los equipos directivos comprendan la importancia de conformar equipos multidisciplinarios que incluyan profesionales de inclusión, psicólogos, psicopedagogos y técnicos en educación especial, capacitados para generar estrategias inclusivas y asegurar entornos de aprendizaje seguros, amables y efectivos.

La inclusión no debe limitarse a ciertos estudiantes ni depender únicamente de subvenciones para NEE; debe responder a la totalidad del alumnado, considerando la organización institucional, las necesidades reales y la distribución adecuada de recursos para capacitación y contratación de personal calificado.

La inclusión es un compromiso que requiere conciencia, planificación y acción. La carrera de Técnico en Educación Especial del centro de formación técnica Santo Tomás, cumple un papel crucial en este proceso, formando profesionales capaces de construir espacios educativos inclusivos, donde cada estudiante pueda desarrollarse plenamente recibiendo la atención y el apoyo necesario para desarrollo pleno en ciclo vital.

Ahora la pregunta sigue siendo ¿Cómo podemos seguir mejorando nuestros espacios educativos para atender a todos los estudiantes de manera efectiva?