La desinformación nutricional: el otro “ingrediente” de las redes sociales

En tiempos donde la inmediatez prima para muchos ámbitos de nuestra vida, las redes sociales se han convertido en una fuente habitual de información para millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, cuando se trata de nutrición, lo que circula con más fuerza no siempre es lo más confiable y entre recetas milagrosas, dietas extremas y “super alimentos” prometidos como la gran solución, lo que abunda es la desinformación.

Los algoritmos hoy premian lo llamativo y rápido de consumir, no lo veraz ni lo científicamente comprobado. Un video de 30 segundos que promete bajar 5 kilos en una semana puede llegar a millones de vistas en pocas horas, mientras que la evidencia científica, que requiere explicación y contexto, rara vez logra esa misma visibilidad. El resultado es un escenario donde el mito y la moda pesan más que la evidencia.

El impacto no es menor, la desinformación en el ámbito de la nutrición y alimentación puede traducirse en prácticas riesgosas para la salud, como ayunos mal guiados, consumo excesivo de suplementos sin indicación profesional o la demonización injustificada de alimentos que pueden incorporarse sin riesgos en la dieta. Más aún, genera frustración y culpa en quienes no logran alcanzar esos estándares irreales que se difunden a diario en plataformas digitales.

Frente a esto, los profesionales de la nutrición tenemos un rol fundamental. No basta con corregir mitos en la consulta individual, necesitamos también ocupar esos mismos espacios digitales con contenido responsable, accesible y atractivo. La educación alimentaria no puede quedarse en los libros ni en los pasillos de las universidades, debe llegar a las redes sociales, a las escuelas y a las calles, porque ahí es donde hoy se construyen buena parte de las creencias colectivas.

La nutrición es ciencia, pero también es comunicación, y mientras no entendamos que la credibilidad también se juega en el terreno digital, la salud pública seguirá perdiendo terreno frente al “influencer de turno”.