Frecuentemente, se asume que una diferencia de opiniones es sinónimo de conflicto, donde cada parte busca imponer sus ideas en vez de persuadir o invitar a ampliar perspectivas. Sin embargo, creo que sostener opiniones distintas es un ejercicio democrático valioso que permite escuchar, analizar y consensuar nuevas formas de pensar. Ver el mundo desde otros ángulos enriquece nuestras posturas y fomenta el diálogo, una oportunidad para crecer y evolucionar como individuos y como sociedad.

Para mí, el debate va más allá de una ciencia exacta; es un verdadero «arte». Es una habilidad que todos deberíamos desarrollar, ya que permite comunicar ideas de forma clara y persuasiva. La clave radica en construir un argumento sólido, basado en hechos y expuesto con respeto. Cuando los argumentos se presentan de manera objetiva y respetuosa, la discusión se vuelve enriquecedora y constructiva, evitando que el intercambio de ideas degenere en una disputa personal.

En Santo Tomás, organizamos el Torneo Nacional de Debates, donde se abordan temas de gran relevancia, como el medio ambiente, la educación superior y la equidad. Estas temáticas, alineadas con la Agenda 2030, reflejan la diversidad de perspectivas de estudiantes de todo el país: la visión sobre la deforestación de un estudiante del norte, por ejemplo, es distinta a la de uno del sur. Lo que me impresiona es el respeto con el que defienden sus ideas. Una vez terminado el debate, se dan la mano, demostrando una profunda consideración hacia la visión del otro. Estoy convencido de que, en algún nivel, cada debatiente incorpora algo valioso de lo que escuchó, que le ayudará a mejorar su manera de pensar en el futuro.

Esta actividad es fundamental, pues permite aplicar los valores que nos mueven como institución. Queremos que nuestros estudiantes no solo se conviertan en expertos en sus disciplinas, sino que también cultiven un pensamiento crítico, tomen decisiones informadas y éticas, y contribuyan positivamente a su entorno.

Finalizaré con esta frase del genetista y escritor francés Albert Jacquard, quien plantea que “el debate permanente es el único antídoto contra la manipulación de la opinión”. Esta frase nos invita a reflexionar sobre las distintas posiciones en torno a un tema y nos permite desarrollar un pensamiento crítico, creando una opinión propia sobre el mundo en que vivimos.