Dormir sin lavarse los dientes: un pequeño descuido con grandes consecuencias

Las enfermedades bucales tienen una alta prevalencia en la población chilena, afectando a todos los rangos etarios y traspasando la barrera sociodemográfica, por lo que promover hábitos básicos de higiene bucal, nunca está de más.

Actualmente observamos que muchos usuarios que acuden a los servicios de salud odontológica suelen omitir el cepillado nocturno. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿es este un hábito perjudicial para nuestra salud bucodental y general? La respuesta es sí.

Diversos estudios científicos confirman que el cepillado nocturno es el más importante, ya que, al dormir, el flujo salival disminuye considerablemente, lo que aumenta el riesgo de acumulación de bacterias y problemas dentales.

Nuestra saliva tiene un componente protector frente al proceso de desmineralización dentaria, ya que tiende a regular el pH de nuestra cavidad bucal, previniendo que el esmalte se debilite.

Esta desmineralización es el inicio de la formación de la caries dental, se produce en ambientes ácidos, más aún cuando tenemos una dieta rica en carbohidratos fermentables (esos alimentos deliciosos que a todos nos gustan) y que se transforma en sustrato para los microorganismos que viven dentro de nuestra boca.

Lo anterior causa múltiples modificaciones, más aún cuando no removemos los restos de alimentos, produciendo una alteración en número, tipos de bacterias y un medio más ácido para que se desarrollan y progresen esta y otras enfermedades.

Además de la caries dental, la periodontitis también es una enfermedad bastante prevalente, se produce por un aumento de bacterias que no producen destrucción del diente, pero si inflamación crónica que conlleva a destrucción de la encía y tejidos de soporte del diente, como reabsorción del hueso.

Los estudios científicos que datan desde el 2000 a la actualidad, en esta área, vinculan esta inflamación crónica que circula en el cuerpo como factor altamente influyente frente a enfermedades sistémicas como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, artritis reumatoide, alzhéimer; lo que me permite llevarles a la siguiente reflexión: ¿Qué esperamos para mantener una boca más saludable?.

La boca no es una entidad u organismo aparte de nuestro cuerpo, es más, tiene comunicación cercana y directa con órganos vitales como el cerebro y corazón, por tanto, se requiere que las medidas de cuidado y prevención sean las adecuadas y efectivas para cada persona y su situación actual.